La de ayer fue una tarde de sufrimiento que acabó de la mejor manera posible para el ADBA. Las avilesinas volvieron a sacar el carácter y la casta que tanto gustan a su técnico, Adrián Yáñez, para remontar diez puntos de diferencia (61-71) a falta de cuatro minutos y saltaron a la cancha de alegría cuando concluyó el partido, pero aún quedaban diez minutos de juego y de sufrimiento en Pontevedra. Nadie se explicaba que al Arxil-Universidad de Oviedo le quedara el último cuarto por disputar cuando los dos partidos tenían que comenzar a las 19.00 horas, pero había que esperar.

Y fue una espera muy tensa seguida desde la cancha y desde la grada con los móviles. El Arxil iba ganando, pero el Universidad seguía vivo y el tiempo no pasaba. El tormento se mitigó con un triple local a falta de pocos segundos y la alegría estalló con el pitido final. Las jugadoras y el cuerpo técnico del Víctor Antuña-ADBA, se fundieron en un abrazo interminable. Habían logrado el éxito cuando muy pocos confiaban y se merecían el aplauso de una afición entregada.

El técnico, Adrián Yáñez, no podía ocultar su enorme alegría porque, señaló, "es uno de los días más felices de mi vida", después de salvar a un equipo que en la primera vuelta parecía muerto con sólo tres victorias. "Hay que felicitar a las jugadoras porque nunca han dejado de creer y han vuelto a demostrar que están hechas de otra pasta". Y añadió: "Han hecho un trabajo excepcional para ganar seis partidos en la segunda vuelta con el apoyo de una afición increíble y han obtenido el fruto que se merecían".

Yáñez reiteró que está "a disposición de la directiva" para continuar en el club.