El Unión Financiera jugó en Palma el partido que todo entrenador sueña. Los ovetenses fueron duros en defensa, leyeron bien cada momento del partido, explotaron sus virtudes, minimizaron sus defectos y se impusieron de una manera clara a un equipo que pareció peor de lo que en realidad es.

Los de Carles Marco dieron prácticamente por cerrada la fase regular de la LEB Oro a falta de dos partidos para que concluya. Los asturianos ya se han garantizado acabar entre los cinco primeros clasificados tras la derrota del Melilla ante el Gipuzkoa y eso, al ser los ganadores de la Copa Princesa, tiene como premio jugar todas las rondas que disputen del play-off de ascenso a la ACB con el factor cancha a favor.

El equipo carbayón se enfrentará en la primera ronda del play-off al noveno clasificado acabe segundo o acabe quinto. Terminar un puesto más arriba o más abajo, a efectos de la lucha por el ascenso, le da igual. La que ya no va a poder alcanzar es la primera posición, la que otorga una de las dos plazas de ascenso a la ACB que hay en juego.

El partido ante el Palma comenzó con un intercambio de canastas y una igualdad que se rompió cuando, jugados cinco minutos, los asturianos dieron un paso al frente en defensa. Un parcial de 0-10 (11-21) obligó al técnico visitante a parar el partido a falta de 3.12 para terminar el primer parcial. Al acabar los primeros diez minutos la renta era de siete puntos (18-25) para los de Oviedo gracias al liderazgo en la dirección del base Dani Pérez y a la superioridad bajo los aros de Eduardo Hernández-Sonseca. El pívot madrileño se retiró con dolor en la rodilla y no jugó en la segunda parte, aunque no tiene nada importante.

Los de Carles Marco ya habían puesto las bases de por dónde debía transcurrir el resto del encuentro y apenas descarrilaron ya de ese camino. Los protagonistas variaron: Barro volvió a tener grandes minutos, Manu Rodríguez tuvo rachas, Löfberg apareció en alguna ocasión, Agustí Sans fue importante en defensa y Jesperson tuvo una gran actuación tanto en ataque como en la difícil defensa que tenía ante un jugador físicamente superior a él como es Roger Fornás. Mención aparte merece una vez más lo de Miquel Salvó. Al joven jugador catalán no le quema nunca el balón en las manos, es capaz de anotar desde la línea de triple y no tiene ningún problema en fajarse como un auténtico guerrero debajo del aro. Es un gran reboteador, tiene buena mano para el tiro, es inteligente, sabe leer bien los partidos y encima es valiente y va siempre al máximo. Una perla que se está destapando esta temporada en el conjunto ovetense.

La renta al descanso era de catorce puntos (31-45) y tras el tercer cuarto de quince (48-63). En el último parcial el Unión Financiera tuvo uno de los pocos momentos de duda del partido y lo resolvió sin que fuera a mayores. Un parcial de salida de 8-0 acortó la distancia a siete puntos (56-63) con más de siete minutos aún por jugarse. La distancia llegó a bajar en dos ocasiones a los seis puntos y el partido parecía que se escapaba al control total que tuvo el equipo asturiano durante los tres primeros cuartos.

Al final volvió a ser la defensa la que les permitió parar la rebelión. No fue un partido de mucho acierto de los ovetenses, algo que hace que las conclusiones sean aún más positivas para ellos. Demostraron personalidad y casi todos estuvieron a gran nivel en un partido que les concede el comodín de Pumarín.