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Una semana de pasada

Elogio de la derrota

Las eliminaciones del Barça y el Bayern descubren la grandeza que hay detrás de algunos fracasos

Como los vencedores tienen juglares de sobra, hoy toca un brindis por los derrotados. Hubo dos ilustres la semana pasada en el fútbol europeo, el Barça y el Bayern. La eliminación del Barcelona es incuestionable porque, en el global de los dos partidos, la Juve fue mejor. Aún sabiéndose inferior, el equipo de Luis Enrique lo dejó todo sobre el campo para, al menos, ganar el partido y compensar a casi cien mil aficionados por el bochorno de Turín. Por eso al final, con el 0-0 y el adiós a Europa, desde la grada llegaron aplausos en vez de reproches. Por eso y porque unos pésimos 45 minutos en la ida no pueden borrar diez años de un ciclo inolvidable. Nueve de los once titulares del miércoles habían ganado hace dos años a la Juve, que ha sabido renovarse para mejorar. Los resultadistas, esos tristes que no ven más allá del marcador, se escandalizaron por el buen rollo azulgrana, no entendían nada. Lo del Bayern fue diferente porque el equipo alemán tocó el pase a semifinales con la yema de los dedos. No lo consiguió por muchos motivos. Para la historia quedará que un equipo que se dedica básicamente a atacar y a jugar al fútbol, se quedó con diez durante más de una hora de la eliminatoria.

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