Tarde y mal, pero la FIFA ha corregido finalmente algunos de los errores evidentes en su normativa sobre las transferencias internacionales de menores de edad. Según la circular enviada la pasada semana a sus asociaciones, a partir de ahora se contempla la mudanza internacional por motivos ajenos al fútbol no sólo de los padres del jugador, sino también de uno de ellos si tiene la custodia, o del tutor legal. Además, no habrá trabas si el jugador tiene entre 16 y 18 años y se traslada dentro de la Unión Europea o tiene nacionalidad europea; o si el jugador y el club están a menos de 50 kilómetros de la frontera común. También habrá permiso para los menores que se inscriban por primera vez y han vivido al menos cinco años de forma ininterrumpida en el país donde pretendan inscribirse, así como a los que sean estudiantes de intercambio en el extranjero. La FIFA ha mostrado una sensibilidad poco habitual, al incluir entre las excepciones a los refugiados por causas humanitarias, acompañados de sus padres o sin ellos. Esperemos que gracias a esto se reduzcan al mínimo los casos de críos a los que la burocracia deja sin fútbol.
