Paco Parreño acaba de coger las riendas del Avilés y ayer ya dirigió su primer entrenamiento, junto a Blas García, que ejerce de segundo. El técnico llega con mucha ilusión por hacer algo "bueno" con el Avilés, que ya entrenó en la temporada 1998-1999 y la de volver a un banquillo doce años después del grueso de su carrera como técnico, aunque estuvo unos meses entrenando hace dos temporadas.

- ¿Tiene mucho trabajo por delante?

-Depende de quien lo mire. Hay unos conceptos tácticos y de posición en los que yo considero que hay trabajo, pero bajo mi criterio de cómo debe estar colocado, no que no se haya trabado. De aquí al domingo voy a seguir trabajándolo porque creo que es un aspecto muy importante. Y también tenemos que tener en mente la preparación física y, sobre todo, convencerles de que son buenos jugadores, pero hay que plasmarlo en el campo, no vale la teoría. La verdad es que el grupo me encanta y tiene una predisposición magnífica.

- Quedan tres partidos de liga por delante antes del play-off, ¿hay tiempo para conseguir lo que quiere antes de llegar a los partidos clave?

-Con la predisposición que tienen los jugadores. y repito la palabra, vamos a adelantar mucho, aparte de que el equipo es bueno, hay tiempo de sobra. Para empezar tenemos que pensar en el partido de este domingo. Todo lo que hacemos va dirigido a él, pero con el ojo puesto en la fase de ascenso, porque tenemos que cambiar cosas y es el que tiempo que tengo. No nos perdonaríamos que hubiese un pinchazo del Sporting B y que nosotros no hiciéramos los deberes para aprovecharlo y ponernos líderes.

- Le toca aislar a los jugadores de lo extradeportivo...

-Es que eso no me concierne, a mi me importa lo del campo. Aquí hay gente muy ilusionada poniendo dinero y con Tamargo tirándose al ruedo, hay que dejarlos trabajar. Pero nosotros estamos a las puertas de un ascenso y no es momento para guerras.

- ¿Qué pensó cuando José Luis Tamargo (director deportivo) le llamó para asumir este reto?

-Con Tamargo tengo una amistad que ya dura veinte años. Este hombre me llevó a varios equipos, entre ellos al Avilés. Lo veo muy responsabilizado con el trabajo que tiene aquí. Cuando me llamó no lo dudé, porque está él y porque es el Avilés, que siempre estuvo ahí y pensé que no podría volver.

- En su presentación dijo que cuando se fue del banquillo blanquiazul tras la temporada 1998-1999 quedaron cosas a medio hacer, ¿a qué se refiere?

-Se fue haciendo un equipo muy bueno y subió una oleada de jugadores jóvenes del Navarro. Tenía muy buenos jugadores y nos metimos arriba. Se cruzó el demonio y no se consiguió el ascenso y pensé que al año siguiente lo íbamos a conseguir, pero me tuve que ir. Ahora igual me puedo quitar la espina. Estuve poco tiempo, pero la gente que me conoce sabe el cariño que le tengo a Asturias porque siempre la estoy mencionando, así que tengo mucha ilusión de volver, no he dejado de seguir por la prensa lo que pasaba aquí.

- Afirma que ha visto muchos partidos en estos años sin estar en el banquillo...

-Soy un auténtico maniático de mi vida deportiva. El fútbol y el entrenamiento para mí es vital, no entiendo de otra cosa. He visto entrenar al Atlético de Madrid, al Bayern de Munich, el Athletic, al Almería, el Elche... De todo ello he aprendido cosas que me han gustado mucho, pero también cosas que me han decepcionado y que aprendí a no hacer.

- En su carrera hasta el momento, ¿con qué se queda?

-El trabajo en el Nàstic, el del Avilés y mucho del Córdoba, porque en ese club empecé de recogepelotas y lavando los coches de los jugadores y cuando me vi en el banquillo fue muy bonito. Son esos tres sitios, porque son los que me dejaron un sentimiento.

- Ya conoce a la afición del Avilés...

-Es evidente que se merece una alegría y espero que se la demos. La afición ha sufrido muchísimo, unos varapalos increíbles. Yo llegaba a tener en cada partido 2.500 o 3.000 personas. Ahora porque la gente se está empezando a animar, pero aquí hubo años de contar el público con los dedos.