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Cada equipo recoge lo que siembra

Leo Messi muestra su camiseta a la grada del Bernabéu tras marcar el gol de la victoria en el Clásico. REUTERS

A los dirigentes de Osasuna les pilló tan por sorpresa el ascenso a Primera, hace casi un año, que no fueron capaces de armar un equipo mínimamente solvente. El nuevo dueño del Granada prescindió de Quique Pina, convirtió el vestuario en una especie de ONU futbolística y se columpió entre el entrenador más atrevido de España (Paco Jémez) y uno de los más conservadores (Lucas Alcaraz). Por eso no es raro que, en apenas tres días, Osasuna y Granada hayan sido los primeros en consumar su descenso a Segunda División. Queda una plaza que, si un nuevo milagro no lo remedia, será para el Sporting. En este caso ha habido un poco de todo: mala planificación, el desgaste lógico de cualquier entrenador, fallos individuales y colectivos en momentos clave de la temporada. Al final se ha echado de menos a tres futbolistas (Luis Hernández, Bernardo y Jony) que fueron decisivos en el ascenso y la permanencia. Probablemente tenía razón Abelardo cuando, en vísperas de iniciar la Liga, proclamó que tenía mejor plantilla que el año anterior. El problema es que tanto él como Rubi fueron incapaces de armar un "once" realmente competitivo. Y aunque Nico Rodríguez quede muy mal parado, cabía esperar mucho más de jugadores como Amorebieta, Moi Gómez, Víctor Rodríguez e incluso Burgui, que tardó bastantes meses en arrancar.

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