"Estoy tocado. A los jugadores les he dicho que hoy no era el momento de reproches, porque están tocadísimos. No merece la pena ni la corrección, porque no lo van a entender, ni el reproche, porque ha sido una derrota muy dolorosa", sentenció Paco Parreño, que se sentaba ayer por primera vez en el banquillo del Suárez Puerta tras la destitución de Lago. "Es un golpe muy doloroso, porque está todo cómo está -refiriéndose a los problemas del club- y sabemos que las victorias tranquilizan el entorno. Aun así, creo que el entorno hoy no ha influido, hoy hemos sido los jugadores y yo", añadió.

"Hubo falta de intensidad, pero no por insolencia, no porque los jugadores quisieran ponerla, sino porque en los primeros quince o veinte minutos había como miedo. Nadie asumió responsibilidades. Hicimos una primera parte horrorosa", afirmó el entrenador cordobés. El técnico afirma que el Condal se creció según pasaban los minutos, en parte por cómo estaba jugando el Avilés: "Al cuarto de hora de partido les dimos -a los jugadores del Condal- el convencimiento de que nos iban a ganar".

Parreño opina que la segunda parte fue algo mejor y que con el gol de Bidari, los jugadores "se entusiasmaron un poco, más con el corazón que con la cabeza", pero el tercer gol noreñense fue ya la sentencia. "Entramos rematadamente mal en el patido. Ha habido desconcierto en el equipo, pero prácticamente no se ha cambiado nada en estos días que llevo aquí. La línea de cuatro más arriba no ha existido y los jugadores prácticamente han sido los mismos. No tengo palabras, porque tengo una acritud por la primera parte... ha sido tan mala, que deja sin recursos para explicar qué pasó", añadió el técnico.