Adolfo Pulgar deja el banquillo del Marino, a pesar de que había manifestado públicamente hace unos días que le gustaría seguir. El veterano técnico de Olloniego comunicó ayer por la mañana su decisión al presidente, Luis Gallego, cuando faltan dos jornadas para concluir la Liga y el conjunto luanquín está matemáticamente eliminado de la pelea por el ascenso pese a sumar 69 puntos, uno más de los que necesitó el pasado año para meterse entre los cuatro mejores.

Pulgar llegó el pasado verano a Miramar muy ilusionado ante el reto de hacer un equipo prácticamente nuevo (sólo siguieron cinco jugadores de la temporada anterior) y con opciones de pelear por el ascenso. "Me gustó el proyecto a pesar de la reducción del presupuesto porque era trabajar a cuatro o cinco años con gente joven", pero, añadió, "deportivamente no congeniamos el presidente y yo, y visto que está a punto de acabar la Liga y no me dijo nada, creo que es el momento de tomar una decisión", comentó.

El técnico tiene muy buenas palabras para Gallego, al que definió como "buena persona y trabajador", pero le recrimina que en algunos momentos se comporte "como un ultra" en sus declaraciones. "Siempre habla de lo negativo, de todo lo malo, y yo creo que también se hicieron muchas cosas bien", añadió.

El hecho de que el presidente aún no haya hablado con ningún jugador cara a la próxima temporada y no tenga intención de hacerlo por el momento es otra discrepancia entre ambos. "Yo creo que ya tenía que tener claro al entrenador que quiere y estar trabajando para renovar a algunos jugadores que van a tener más ofertas", explicó el entrenador.

A la hora de hacer un balance rápido de estos meses en el banquillo azulón, Pulgar está satisfecho. "Yo creo que el trabajo es bueno porque de la noche a la mañana no se hace un equipo, sobre todo cuando se incorporan tantos jugadores nuevos y los que estaban tuvieron tantos problemas de lesiones", insistió.

Cara al futuro, prevé que el próximo será un año "ilusionante" para el Marino si se mantiene el bloque "porque hay mucho trabajo adelantado", y a nivel personal tiene la intención de seguir en los banquillos. "Entrenar me da vida. Hace tres años me trasplantaron un riñón y a los 17 días estaba en el banquillo y estas navidades pasé por el quirófano y a los 15 días volví a trabajar. No me imagino sin fútbol", concluyó.