Con el apogeo de la temporada de ciclismo, tenis, motociclismo y Fórmula 1 se ha disparado la polémica sobre el papel de las mujeres en estos acontecimientos. Cuestión peliaguda porque hay que mantener un equilibrio entre el derecho al trabajo y unas condiciones que convierten a las azafatas en mujeres-objeto, o mujeres-florero. Todo se agravó con la denuncia de una de las "paragüeras" del "Conde de Godó", que soportaron temperaturas de tres grados con manga y falda corta mientras sujetaban un paraguas que no protegía a nadie ni de la lluvia ni del sol. La denunciante ya sabe que nunca más volverá a trabajar con la agencia que le contrató para el Godó. La conclusión es que, sigan o no las mujeres en este tipo de trabajos, al menos deberían de poder desarrollarse en unas condiciones dignas.