El tenista gijonés Pablo Carreño aseguró ayer, tras proclamarse ganador del Abierto de Estoril, que no fue fácil volver a este torneo tras perder la final del año pasado y que conseguir el trofeo era un reto para él. "Después de perder el año pasado la final no fue fácil volver (...) Volver a Estoril y poder estar otra vez en la final era un reto para mí, ganar este partido era un reto", señaló el tenista formado en el Grupo Covadonga. El asturiano consideró que la clave para vencer el partido fue "no bajar los brazos y seguir luchando" y elogió el desempeño de su rival en la final. "Entré concentrado, sabiendo lo que tenía que hacer. Gilles me lo ha puesto muy difícil en el segundo set, haciendo muy difícil hacerle un 'break'", explicó. Carreño mostró su deseo de volver a Estoril, su torneo fetiche.