"Estoy más contento ahora que el año pasado con el ascenso". Estas fueron las palabras de un Iván Ania que al final del encuentro reconocía que "ha sido un año de mucho sufrimiento pero acabando así merece la pena".

Ania no sólo pensaba al final del duelo de ayer en este curso sino que para el ovetense "hoy -por ayer- es un día importantísimo para el club porque poder celebrar el centenario del Caudal en Segunda B es un premio más que merecido". Un guiño al futuro de la entidad pero el suyo propio como entrenador caudalista no certificó. Ania acaba contrato con el Caudal el 30 de junio y sobre su futuro explicó que "estoy muy a gusto en el Caudal y el presidente lo sabe. Cuando llegué lo consideraba un lugar de trabajo, pero ahora me considero un caudalista más. Han sido dos años en los que el primero fue de mucho éxito y este de mucho sufrimiento pero merece la pena sufrir para terminar así". El ovetense dejó claro que "si el club considera que quiere que siga hablaremos y si llegamos a un acuerdo encantado. Mi primera opción es donde estoy a gusto y aquí lo estoy".

Al margen de su futuro, el entrenador caudalista estaba eufórico tras sellar la salvación y más hacerlo con el fútbol que al ovetense le gusta. El fútbol de toque, combinativo de bandas y presionante. En este sentido Ania confesaba que "hoy volví a ver gente que llevaba tiempo pasándolo mal, disfrutar. Estuvieron rápidos, intensos y todos quisieron el balón. Nadie se escondió. Estoy orgulloso del equipo. De todos, del club y de la afición que hoy estuvo genial".

Sobre el encuentro ante el Pontevedra el entrenador reconoció la dificultad que entrañaba y más con el riesgo de poder fallar y verse en Tercera. Ania explicaba que "en el último día sabes que tienes en la mano el objetivo de la salvación pero que cualquier mínimo detalle puede hacer que se te vaya todo el esfuerzo del año. Creo que estuvimos muy bien y por eso ganamos un haciendo un gran partido".