La primera consecuencia de la derrota del Unión Financiera ante el Palencia en el primer partido de las semifinales del play-off de ascenso a la ACB debería ser que la afición se sintiera aún más orgullosa de los suyos por el partido realizado frente a un equipazo y que mañana, a las 18 horas, el apoyo de la afición en Pumarín, que ayer ya fue espectacular, resonara de tal forma que impresionara todavía más a los protagonistas de la contienda, tanto a los jugadores de los dos equipos como a los que han de impartir justicia en la cancha.

El equipo de Oviedo cayó en primer lugar por una fabulosa canasta de Marc Blanch cuando quedaban sólo dos segundos para que el partido terminara. El catalán, uno de los mejores jugadores de la categoría, tuvo la personalidad y el talento para, con el partido abocado a la prórroga, lanzar un tiro en suspensión que dejó mudo al fortín de Pumarín. Antes, Barro había conseguido un providencial rebote ofensivo para empatar a 74 un partido que todo el mundo veía ya en la prórroga. Lo hizo en una jugada algo rocambolesca, con entrada a canasta de Dani Pérez, que dobla el pase a Löfberg, el sueco tira de tres, falla, palmea Jesperson y el pívot senegalés se hace con el rebote y por fin consigue anotar dos puntos que enardecieron a un público que abarrotó las gradas del pabellón ovetense.

Un final de infarto que cayó del lado del visitante por pequeños detalles. Y eso que el dominio y el control del partido lo había llevado siempre el conjunto carbayón. Esos pequeños detalles hablan de los dos tiros libres fallados por Löfberg con el partido empatado a 71 y a falta de 1.51 para acabar el choque, de otro libre que erró a falta de 39 segundos Dani Pérez, dejando el marcador 72-74 y el balón en las manos de Palencia, y de alguna pérdida evitable cuando podían haber finiquitado el choque. Tampoco hay que obviar que entre esos detalles están las trece faltas que señalaron sobre Urko Otegui. El veterano ala-pívot del Palencia es una leyenda de la LEB Oro, tanto que los colegiados no esperan a ver si el defensor le hace o no la falta para pitarla. Y algunas veces el silbato debía quedarse en silencio. Ventajas de la veteranía. Y si no que se lo digan, justo por lo contrario, a Felipe dos Anjos o al propio Barro.

En cualquier caso, Urko Otegui y Lamont Barnes dieron una lección en Pumarín. El primero tiene 35 años y el segundo 39. Muchos kilómetros a las espaldas que ayer quedó demostrado que son claves en los partidos de play-off. Fueron los más valorados de su equipo.

Y es que ahí, en el juego interior, aprovechando además la ausencia por lesión de Salvó, es donde más daño hicieron los palentinos. Jesperson sufrió mucho con Otegui y Barnes dio un recital de recursos ofensivos, encestando en la pintura de todas las maneras imaginables.

La iniciativa, sin embargo, la llevó un Unión Financiera concentrado y que rindió a gran nivel. En el segundo cuarto, un inspirado Santana puso once arriba a su equipo (31-20) a 5.31 para el descanso. Lo que le faltó a Oviedo fue cerrar el partido y evitar que Palencia siguiera cerca en el marcador en los instantes finales. Una acción de tres más uno de Josep Pérez al final del tercer cuarto puso por primera vez por delante a Palencia (55-56). El último cuarto fue una batalla que acabó ganando Marc Blanch. Pero la guerra no ha hecho más que empezar.