El Avilés se la juega mañana (18.00 horas) en el Suárez Puerta ante el Cristo Atlético. Los blanquiazules tienen que superar el 2-1 de los palentinos en la ida para no quedar apeados a la primera de la pelea por el ascenso a Segunda B, el objetivo marcado al inicio de la temporada.

El técnico, Paco Parreño, alerta del rival porque "es un equipo trampa que no tiene un nombre, pero en el campo es competitivo y hay que tener cuidado porque tiene cinco o seis jugadores muy buenos", aunque está esperanzado porque, señala, "el equipo hizo esta semana excelentes entrenamientos y está muy vivo".

Tan vivo, explica, que "yo creo que no se puede llegar mejor al partido teniendo en cuenta como estábamos hace tres semanas, de hecho, no pensaba que llegáramos tan bien aún con el revés de la derrota del otro día". Y es que el equipo avilesino ha pasado página pronto de lo sucedido en la Nueva Balastera. "Era lo que había que hacer porque no podían estar presentes las cosas malas que se hicieron allí. Hay que sacarlas, y esa es la labor del entrenador", comentó Parreño.

El sentir de la plantilla es que va a ser un partido "muy difícil" y el técnico señala como una de las claves para superar la eliminatoria mantener la portería a cero, "porque arriba hay fundamentos para hacer gol" y en todo caso evitar que el rival se adelante. "Es vital porque sería un problema, pero si marcan habrá que reaccionar. No podemos pestañear".

El Avilés empezó mandando en la Nueva Balastera y se adelantó pronto con el gol de Palazuelos, pero después dio un paso atrás, algo que Parreño quiere evitar ahora a toda costa. "Lo importante es no darles alas, que no se vengan arriba", argumentó. Y la receta para conseguirlo está clara. "Tenemos que jugar en su campo, enervar a nuestro público con jugadas, segundas jugadas, remates y saques de esquina porque eso anima mucho a la gente, pero si nos limitamos a tirar cada 20 minutos no animamos a nadie. Es importante involucrar a la grada porque el estado emocional hace mucho", señaló.

Uno de los problemas que pueden tener los avilesinos es el ansia por marcar pronto el gol salvador, y el técnico es consciente de ello. "Eso tenemos que controlarlo porque nos puede descolocar y el equipo que tenemos enfrente es bueno. Para mí no ha aparecido uno similar esta temporada en el Suárez Puerta".

El Avilés, dice Parreño, "está concienciado, con alegría por competir y ganas de que llegue el partido pero no hay esa euforia que desequilibra". Tampoco se piensa en la traumática eliminación del pasado año en primera ronda ante el Lagun Onak guipuzcoano después de 24 penaltis. "Ni se habla de eso", afirma.

La última reflexión del técnico es para la afición que, dice convencido, "va a responder, seguro porque, aunque le debemos mucho y se ha pasado muy mal estos años, nos va a perdonar y va a estar volcada". Por esa deuda es por lo que Parreño espera darle una alegría. "Vine porque amo esta tierra. Pude ir a muchos sitios y no lo hice, pero a Avilés no me podía negar. Quiero que la gente disfrute y vibre con su equipo".