Empezaron demasiado tarde ante un equipo al que no se le puede regalar nada. Al Unión Financiera no le quedan más balas, ayer perdió ante el Palencia y la semifinal del play-off de ascenso a la ACB está 2-1 a favor de los castellanos. Hay que ganar tres partidos para llegar a la final que ya se sabe que será ante el Burgos, que eliminó ayer por 3-0 al Breogán de Lugo. El Unión Financiera necesita imponerse mañana (19.30 horas) de nuevo en Palencia para devolver la semifinal a Oviedo y jugar el quinto y definitivo encuentro el martes (20.45 horas) en el polideportivo de Pumarín.

El Palencia acumula suficiente talento en sus filas como para que te permita recuperarte de un mal primer tiempo. Y el Unión Financiera lo tuvo. El equipo de Oviedo salió al campo agarrotado, sin acierto, superado por la responsabilidad y más pendiente de no cometer errores que de arriesgar, sobre todo en ataque. El resultado de tantas dudas fueron más fallos de los habituales. Conforme pasaban los minutos, Palencia se iba sintiendo mejor ante un Unión Financiera que erraba todo lo que intentaba.

Lo peor llegó en el segundo cuarto. En el primero al menos el mal ataque de los ovetenses se sostenía con una buena defensa y con los errores de los palentinos. En el segundo, el rival se fue soltando, con un Otegui que anotaba cada vez con más facilidad, mientras que el Unión Financiera empezaba a entrar en una especie de melancolía que le llevaba a perder balones inexplicables y a lanzar fuera del aro tiros sencillos. Un jugador como Jesperson, habitualmente un seguro desde la línea de triple, prefería irse hacia dentro. Sin confianza.

Trataron de tirar del carro veteranos como Eduardo Hernández-Sonseca, el único que metió un triple en la primera mitad; Víctor Pérez, que al menos sacaba algo positivo cuando iba hacia el aro; y Dani Pérez, con cierto criterio en la dirección.

Pero todo empezó a cambiar en el tercer cuarto. Un parcial de 0-9 de salida puso el encuentro en un pañuelo. El Unión Financiera era otro y gran culpa de ello la tuvo Víctor Pérez. Una vez más su espíritu contagió al resto de sus compañeros y le dio un impulso al equipo que le llevó a darle la vuelta al marcador (39-41). Pero si hubo un protagonista en esta reacción ese fue Dani Pérez. El base dio un recital ante su exequipo: desde el triple, entrando a canasta, tratando de defender a bases del nivel de Dani Rodríguez y Josep Pérez. Una exhibición que no pudo culminar con victoria. La afición palentina le dio un merecido aplauso al marcharse.

El partido se fue al último cuarto con Palencia uno arriba (54-53). Y el equipo local supo llevarse el choque a su terreno, tirar de los Dani Rodríguez, Lamont Barnes y Urko Otegui. El partido estuvo vivo hasta que un tiple de Marc Blanch (73-66) a tres minutos del final dio un golpe casi definitivo. Una ventaja demasiado amplia como para darle la vuelta en una cancha que se había venido arriba con el paso adelante que dieron los suyos.

El Oviedo nunca entregó la cuchara y trató de remar hasta el último minuto. Pero el desacierto de algunos de sus jugadores -Jesperson y Manu Rodríguez, los más peligrosos en el triple, tuvieron ayer un día aciago- hizo imposible un milagro y el Palencia supo cerrar el partido y evitar problemas de última hora.

Este Oviedo se merece confianza como para soñar con una remontada. Para meterse en la final le falta subir dos escalones y no tropezar más en el intento. Mañana será la prueba más dura ante un equipo que sabe que su mejor oportunidad es zanjar la contienda en su cancha.

En caso contrario, el martes la eliminatoria volverá a Pumarín, donde el Unión Financiera tendrá el calor del público a su favor. Ayer ya lo notó con la presencia de alrededor de cien aficionados que empujaron todo lo que pudieron animando a los suyos. Mañana llegarán refuerzos y se espera la presencia, por las entradas que ha vendido el club, de alrededor de 140 seguidores asturianos. Los necesitarán a todos.