Si la cara es el espejo del alma, la de los jugadores del Unión Financiera refleja convencimiento, fe y seguridad en darle la vuelta a una semifinal del play-off de ascenso a la ACB que se les ha puesto cuesta arriba. El equipo entrenado por Carles Marco necesita ganar hoy (19.30 horas) al Quesos Cerrato Palencia para igualar a dos victorias un duelo que, de caer del lado carbayón, se resolvería el martes (20.45 horas) en Pumarín en el quinto y definitivo encuentro. Una derrota significaría la eliminación.

Hasta ahora la contienda se está caracterizando por una enorme igualdad. En el primer partido Marc Blanch dio la victoria (74-76) a los palentinos en Pumarín con un canastón en el último instante. En el segundo choque, disputado también en Oviedo, el Unión Financiera ya fue capaz de empatar a uno el choque con una victoria (74-68) lograda desde la defensa. Quizá el del viernes en Palencia fue el encuentro en el que estuvieron menos acertados los asturianos, sobre todo en un primer tiempo en el que salieron un tanto agarrotados, y que acabaron perdiendo por 81-70.

Pero la de hoy promete ser una historia totalmente diferente. Nadie en el Unión Financiera tiene ganas de irse de vacaciones todavía y saben que la victoria no es ni mucho menos una quimera. Tendrán que jugar con el ambiente -áspero- que reina en Palencia, también en el pabellón Padre Adolfo Nicolás en el que se disputa este play-off (el Marta Domínguez está en obras) y con las artimañas de equipo veterano de su rival. Una de ellas, un golpe a Jesperson en una acción en la que señalaron falta en ataque al jugador del Oviedo, hace que el ala-pívot estadounidense sea duda para el encuentro de hoy.

Uno de los que va a animar con más ganas al Oviedo es Miquel Salvó. Una rotura de fibras le ha dejado sin jugar los cinco últimos encuentros y hoy tampoco podrá estar -salvo sorpresa mayúscula- con sus compañeros. Uno de los jugadores que más ha evolucionado a lo largo de esta campaña y que espera poner el broche a su gran temporada en la pista y no sufriendo desde el banquillo. Su aportación a la hora de defender a jugadores grandes y móviles, como es el caso de Urko Otegui, se ha echado mucho de menos a lo largo de toda esta eliminatoria.

La actitud del equipo tras la derrota del viernes es una de las mejores razones que tiene la afición del Oviedo Baloncesto para confiar en que la victoria es posible. El tiempo para lamentarse fue el que pasaron los jugadores en el vestuario. El cambio de chip fue inmediato. El ambiente que reinaba ayer en el hotel donde permanece alojado el conjunto ovetense era más bien optimista. La concentración de la plantilla y el cuerpo técnico, absoluta. Los tres entrenadores, Carles Marco, Javier Rodríguez y Agustín Munárriz, no desaprovecharon el tiempo y se dedicaron a estudiar a fondo el vídeo del partido del viernes para pulir los errores que pudieran haber cometido.

Carles Marco también intentó hacer un trabajo anímico y transmitir a sus jugadores confianza para que se den cuenta de que la victoria pasa también por ser valientes, por atreverse a hacer cosas, sin miedo a cometer un error. El favorito, por plantilla e historial, es el Palencia, actual campeón de la LEB Oro. Más todavía ahora que se ha puesto por delante en la eliminatoria. Pero el Oviedo ha demostrado toda esta temporada que nunca se rinde y que darles por muertos es un error que se paga caro. Son los campeones de la Copa Princesa y tienen la final entre ceja y ceja.