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Baloncesto

El éxito es mucho más que ganar

El Unión Financiera puede sentirse muy orgulloso de su temporada

Fabio Santana choca la mano con un aficionado a su llegada el domingo al pabellón del Palencia antes del cuarto partido de la eliminatoria. MIKI LÓPEZ

La maldita canasta de Marc Blanch. Todo podía haber sido diferente si no hubiera metido ese canastón en el último suspiro. Parecía imposible que en dos segundos pudiera hacer algo así. Pero lo hizo. En suspensión, bien defendido, echando el cuerpo hacía atrás y dejando en silencio a todo un pabellón. Dos puntos que sirvieron al Palencia para ponerse por delante en las semifinales del play-off de ascenso a la ACB y para cumplir su objetivo: ganar al menos un partido en Pumarín. Todo fue más difícil después. Y eso que el Oviedo Baloncesto se impuso en el segundo encuentro.

Carles Marco no se olvidará fácilmente de esa canasta. Nada más terminar el último choque, consumada la eliminación y el final de una magnífica temporada, recordó ese instante. Los cinco puntos de ventaja que tenía su equipo cuando quedaban algo más de tres minutos para terminar el partido. Llegan las vacaciones. Toca limpiar la cabeza y olvidar esos detalles. Lo único que ha de quedar de la temporada que acaba de finalizar es el orgullo por todo lo conseguido. Dentro y fuera de la pista.

Dentro ha sido un equipo divertido, un grupo capaz de hacer un baloncesto de gran nivel, de llevar a las vitrinas del club la Copa Princesa, algo que no había conseguido nunca un club asturiano. Un grupo joven que se ha hecho querer por los aficionados. Las lágrimas de Felipe dos Anjos el última día son las de un niño, porque todavía es un niño, al que le acaban de robar un sueño. Es imposible cabrearse con gente así. Aunque fallen.

Y esa es la victoria que han logrado fuera de la pista. Al que es honrado y hace todo lo que puede no se le debe exigir más. El Unión Financiera no puede garantizar la victoria. No lo puede hacer ni el Palencia. Y eso que tiene a Marc Blanch, a Urko Otegui, a Lamont Barnes, a Roma Bas,... Pero los valores que transmite el Oviedo Baloncesto cotizan cada vez más alto: gastar lo que se tiene, considerar a los jugadores como parte de algo parecido a una familia, no como una mercancía, y sacar el máximo partido a unos recursos escasos.

Los pilares estaban puestos antes y esta temporada los han afianzado siendo cuartos de la LEB Oro, alcanzado las semifinales del play-off de ascenso y ganado la Copa Princesa. Han vuelto a demostrar que merece la pena apostar por algo así y ayudar a que crezca. Para eso es necesaria una casa en la que quepa más gente. Y es que los 150 aficionados que fueron a Palencia son el mayor éxito de esta temporada. Pumarín se llena porque allí la gente es feliz. Eso es más importante que ganar o perder. Esta temporada hubo gente que quiso ver a su equipo en la Copa Princesa y no pudo hacerlo. En este sueño debe caber todo el mundo.

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