Los estertores de la temporada del doblete del Real Madrid y la del descenso del Sporting a Segunda A están resultando de lo más tenso. Al consabido enfado de Gerard Piqué por los pitos que escucha en algunos campos de España (en Macedonia, el domingo, se supone que será otra cosa), que esta vez parece más serio que los anteriores pues ha dicho que se le acaba la paciencia, se suman la moción de censura que le presentan al presidente del Barcelona y las elecciones a la presidencia blanca a las que sólo se presentará Florentino Pérez, en la cúspide de su mandato. Los movimientos blancos van a durar pocos días, pero los azulgranas puede que tengan más recorrido.

Hay otros momentos de tensión, más o menos cercanos, pero no seremos nosotros quienes los traigan a colación, que no coalición. Tensión interna, distinguido público, puede que provoquen los planes de dos ilustres miembros de la plantilla rojiblanca. Jorge Meré quiere seguir en Primera y buscará una cesión que se lo haga posible. Carlos Castro no quiere renovar contrato con el Sporting porque puede salir libre al mercado de ahora en un año. Los que echan de menos el derecho de retención recuerdan que Quini y Ferrero, y el resto de aquella gran plantilla, siguieron en el Sporting después de un descenso. Pero eran otros tiempos.

Los tiempos que vienen, por lo que anuncian los más finos analistas del lugar, exigen el ascenso del Valladolid. No por más o menos simpatías por los pucelanos, sino porque el ascenso blanquivioleta hará crecer el prestigio de su entrenador, Paco Herrera, el elegido por el castellano leal, Torrecilla, para dirigir la nave rojiblanca en la próxima temporada. No será lo mismo que Herrera llegue al Anfield del Piles con el ascenso del Valladolid calentito que sin el ascenso, y no digamos sin haber entrado en la liguilla, llamada play-off, y que salga el sol por Antequera.

En Valladolid, pese lo que pase con el representativo, que diría un canario, se da por hecho que Herrera viajará con rumbo norte hacia Gijón, no se sabe aún si vía Tordesillas o si vía Medina de Rioseco.

La elección de entrenador exige un acierto pleno y va a ser la primera gran prueba a la que se verá sometido el nuevo director deportivo, que no general, señor Torrecilla y hermano. Es el puesto clave del "proyetu", que no puede ser otro que el regreso a Primera, el lugar natural de este y cualquier Sporting.

Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio qué histórico exjugador del Sporting estuvo a punto de entrenar al Oviedo en los mejores días azules? Próxima parada, Capuchinos.