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Fútbol | Partidos con historia | Bökelberg, 20 de octubre de 1971

La goleada que se quedó en nada

Anulan el 7-1 que el Moenchengladbach le metió al Inter tras ser golpeado un futbolista italiano por un objeto lanzado desde la grada

Günter Netzer saluda a Sandro Mazzola antes del inicio del partido en Alemania. BORUSSIA.DE

Hay heridas futbolísticas que nunca curan. La que aqueja al Borussia Moenchengladbach desde el 20 de octubre de 1971 es una de ellas. El equipo alemán brindó aquel día en su campo una exhibición de tal calibre que le metió nada menos que 7-1 al Inter de Milán en partido de ida de octavos de final de la Copa de Europa, desde 1992 llamada Liga de Campeones, en lo que es uno de los resultados más impactantes que jamás haya habido en una competición europea. Pero lo que era un marcador para la historia se quedó en nada a efectos oficiales tras anular la UEFA el partido.

El máximo organismo futbolístico europeo atendió la reclamación del club italiano basada en que había sido perjudicado de forma decisiva por tener que prescindir de su goleador Boninsegna, después de que hubiese sido golpeado por una lata de refresco lanzada desde la grada, y que en consecuencia el resto de sus jugadores ya no pudieron rendir a su nivel habitual desde ese momento amedrentados por el suceso. La UEFA decidió que se repitiese el partido, pero después de que se hubiese jugado el que correspondía a la vuelta según el programa inicial. En Milán ganaron los italianos por 4-2, y entonces fueron los alemanes los que no se sintieron nada cómodos por el ambiente tan hostil que les rodeó en su visita, y en lo que fue el segundo partido, esta vez en Berlín, por sanción al campo del Borussia, el marcador no se movió, entre otras razones por la antideportiva conducta de los interistas, que trataron por todos los medios de que se jugase lo menos posible.

La acción polémica que marcó esta eliminatoria tuvo lugar al poco de marcar el Borussia el segundo gol, que les ponía en ventaja una vez más después de que justo Boninsegna hubiese equilibrado el tanto inicial de Heynckes, una de las grandes figuras del Moenchengladbach. El formidable delantero italiano, un cazagoles de primer nivel, resultó golpeado por un envase lanzado desde una tribuna. De inmediato, sus compañeros rodearon al árbitro pidiendo la suspensión del encuentro, mientras los alemanes aducían que el impacto no había sido para tanto y que Boninsegna estaba fingiendo un daño que no tenía, empezando porque la lata estaba vacía, a lo que los italianos oponían que el envase se encontraba lleno, y por tanto susceptible de hacer mucho daño, lo que hasta había provocado que el futbolista hubiese perdido la consciencia durante unos momentos.

Nunca quedó claro cuál era la versión buena, a lo que no ayudó que eran tiempos en los que no había el despliegue de cámaras de televisión de hoy en día. Como reflejo de cómo era la época baste el dato de que el partido ni fue televisado, pese a que la eliminatoria tenía mucho interés por enfrentarse el campeón alemán y el italiano. Lo que no ofrece ninguna duda es que el Inter ganó la dura batalla legal que se planteó ante la UEFA. Con su victoria en los despachos evitó que la goleada en Moenchengladbach figure como la mayor recibida en su historia en partido de Copa de Europa. A este respecto, su tropiezo más abultado es un 1-5 ante el Arsenal el 25 de noviembre de 2003.

Aquel Inter ya no era el de Helenio Herrera, ganador de dos Copas de Europa, en 1964 y 1965, ante el Madrid y el Benfica, respectivamente, y subcampeón en 1967, frente al Celtic de Glasgow, pero todavía estaba plagado de buenos jugadores, muy importantes en la selección italiana que se había proclamado subcampeona del mundo el año anterior, en México, ante Brasil, después de acceder a la final ganando un dramático partido a Alemania, por 4-3, con una prórroga en la que se marcaron cinco goles. Y aquella temporada acabaría llegando de nuevo a la final, sólo que se encontró con un Ajax en estado de gracia que ganaba a su costa su segundo gran título europeo consecutivo (2-0, ambos marcados por Cruyff).

El Borussia por su parte era un claro aspirante a entrar en la élite continental, con una generación de jugadores impresionante, en la que también destacaban Netzer, que fichó por el Madrid en 1973, cuando se reabrieron las fronteras para los extranjeros, y Bonhof, posteriormente del Valencia, además del ya citado Heynckes, que también haría buena carrera como entrenador, entre otros equipos en el Madrid, al que dirigió en la exitosa Liga de Campeones de 1998, cuando los blancos ganaron la Séptima al imponerse al Juventus con un gol de Mijatovic.

Hablando de entrenadores, clave en aquel Borussia era el suyo, Hennes Weisweiler, uno de los más destacados técnicos de la historia, artífice de transformar un modesto como era el conjunto de Moenchengladbach en un grande de la Bundesliga, capaz de dominar a los gigantes de la competición, como el Bayern Munich, el Colonia o el Eintracht Frankfurt, hasta el punto de ser el primero en ganar el título liguero de su país dos veces seguidas, en 1970 y 1971. Después del fiasco ante el Inter el reconocimiento internacional no le llegó hasta 1975, cuando ganó la Copa de la UEFA tras eliminar entre otros al Zaragoza por un total de 9-2 (5-0 en Alemania y 2-4 en La Romareda) y asombrar en la final batiendo al Twente holandés por 1-5 en terreno ajeno una vez que no había podido pasar del empate a cero en casa en el primer partido.

Los buenos resultados y la prodigiosa manera de jugar del Borussia, con una velocidad fuera de serie, cotizaron al alza a Weisweiler, al que al final sacó de Alemania el Barcelona, pero la experiencia no le fue nada bien. Tras hacerse cargo del equipo azulgrana en el verano de 1975, en abril de 1976 dejó el cargo después de un tremendo enfrentamiento con Cruyff, iniciado por su petición al holandés de que pisase más el área y que se dejase de sacar tanto de banda, conflicto en el que la directiva presidida por Agustín Montal se puso del lado del jugador, que había amenazado con no volver a jugar si seguía el alemán como entrenador.

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