En pleno interés por conocer el futuro de Luis Enrique, el pasado abril, al técnico se le hizo la pregunta en la sala de prensa. "¿Qué harás después del Barça?". Como siempre, el gijonés contestó sin rodeos: "Iré a la playa, a La Escalerona". El técnico aseguró que se tomaría un año sabático, de recuperación. Los que le conocen desconfiaron inmediatamente. ¿Descanso? Sólo mental. El deporte seguirá siendo su vicio. Lo ha demostrado la primera vez que ha podido. Ha sido con una bicicleta, recorriendo puertos clásicos de la geografía asturiana.

Luis Enrique desconecta en Asturias de una temporada extenuante, y lo hace con una bicicleta. También con un pelotón de unas quince unidades. Los ensayos del lunes sirvieron de aperitivo. El grupo comandado por el entrenador subió La Cubilla, una ascensión que, partiendo de Campomanes, alcanza 1.298 metros de desnivel tras 27,7 kilómetros, con una pendiente media del 4,68%. La exigencia aumentó ayer. El grupo encaró la etapa reina y superó los puertos del Cordal, Cuchu Puercu, Ermita del Alba, San Lorenzo y La Cobertoria, para volver a Pola de Lena. De regreso, Luis Enrique aprovechó para echar un cable a los actos de promoción local (del Ayuntamiento y del club ciclista Puerta de Asturias) a través del ciclismo. Posó con una camiseta con el lema "Lena, destino ciclista".

La vida del gijonés no se entiende sin el deporte. Tampoco sin los retos. Tras dejar los terrenos de juego, Lucho se enganchó al running. Fijó su primera meta en bajar de tres horas en la maratón. Lo logró en Florencia (2.57.58), en 2007, tras intentarlo previamente en Nueva York y Amsterdam. Alcanzado el objetivo, probó con el triatlón. Se estrenó en 2007 en la distancia olímpica (1.500 metros a nado, 40 kilómetros en bici y 10 corriendo) y pronto le picó la curiosidad del Ironman, otra zancada adelante en exigencia: 3.800 metros en el agua, 180 kilómetros en la bicicleta y una maratón para terminar. El colmo de los retos fue la Maratón des Sables, seis días de 250 kilómetros de carrera en pleno Sahara.

Ahora, apartado de los banquillos durante al menos un año, Luis Enrique vuelve a los retos. Empezando por la bicicleta y Asturias, una combinación que asegura una gran experiencia.