Cristiano Ronaldo no sabe, no contesta. El astro madridista ha optado por el voto de silencio como mejor respuesta a la polémica sobre sus problemas con la Hacienda española y los insistentes rumores sobre su salida del Real Madrid. Algunos medios nacionales aseguran que el luso ha hablado con Zidane y con Ramos para confirmarles su voluntad de irse del Madrid y tratar el tema con el entrenador al final de la Confederaciones. Pero públicamente, no se ha expresado.

El domingo, tras el empate ante México, Cristiano Ronaldo fue declarado mejor jugador del partido, pero respondió brevemente a un par de preguntas en el mismo terreno de juego. Taciturno y con cara de pocos amigos, el futbolista portugués recibió con desgana el trofeo y se marchó raudo a los vestuarios. La FIFA le disculpó aduciendo que estaba siendo tratado de una molestia en la rodilla y que hablaría con la prensa en la zona mixta.

Pero cuando hizo acto de presencia en la zona mixta, Cristiano caminó parsimonioso con destino al autobús sin responder a ninguna pregunta de la prensa que le esperaba ansiosamente. La cara de algunos periodistas rusos era un poema, ya que no tienen muchas ocasiones de charlar con el considerado junto al argentino Messi el mejor jugador del mundo. Todos escudriñaban su rostro en busca de algún gesto que arrojase luz sobre su futuro, pero ni con esas.

Si nos ceñimos al silencio administrativo, la callada por respuesta del futbolista puede querer decir que tiene los días contados en el Real Madrid, pero eso no lo sabe nadie.

La prensa británica informó ayer de que Cristiano ha instruido a su agente, Jorge Mendes, para que formalice su salida del Real Madrid, con el que logró el doblete: Liga y "Champions".

Ahora, muchos recuerdan el caluroso saludo entre Cristiano el legendario técnico del Manchester United, Alex Ferguson, tras la final de Cardiff.

Pero todo son suposiciones. Lo único que está claro es que éste no es el Cristiano de finales de mayo y principios de junio, cuando era todo felicidad tras un final de temporada espectacular. Por Kazan, donde se alojó la selección lusa, apenas se dejó ver. Sólo anoche se acercó unos minutos a firmar autógrafos. Muy poco para el flamante ganador de la Liga de Campeones y más que probable Balón de Oro por quinta vez en su carrera.

En el campo tampoco estuvo especialmente activo, aunque dio un magnífico pase de gol a Quaresma, en el primer tanto del partido e hizo temblar el larguero defendido por Ochoa con un tremendo disparo.

Estuvo como ausente, tanto en el juego como en las celebraciones de los goles de sus compañeros.

Ahora, Cristiano se desplazará con sus compañeros a Moscú para enfrentarse mañana a Rusia en la segunda jornada de la Copa Confederaciones, donde se espera un lleno a rebosar en el estadio Spartak.

La atención de la prensa en la capital rusa será aún más asfixiante que en anteriores jornadas y Cristiano tendrá cada vez más dificultades para mantener su voto de silencio. El mundo del fútbol espera su respuesta.