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ARTURO MARTÍNEZ NOVAL | Exfutbolista y "coach"

"Cristiano no es real para un niño, pero Nadal es el ejemplo total"

"Empiezo a saber quién es Arturo con 48 años, desde que estoy en el desarrollo personal; quiero mejor y me siento más comprendido"

Arturo Martínez Noval, en el campo de fútbol de El Berrón. IRMA COLLÍN

Arturo Martínez Noval (Gijón, 1969) puso la camiseta del Sporting con 11 años y la quitó 110 partidos en Primera después. Jugó en el Logroñés, el Marino de Luanco, el Elche, el Zamora, el Mensajero de La Palma, el Llanes y El Berrón. Dejó el fútbol con 37 años. Organiza campus para niños y niñas futbolistas y desde hace 3 años es "coach".

-Vivo una etapa de cambios y aprendizaje. Empiezo a conocer quién es Arturo con 48 años, desde que estoy en el desarrollo personal. Mi vida era un balón y sigue siéndolo, pero en un entorno de adolescentes, profesores, arquitectos, niños y familias con problemas, deportistas que quieren dejar de sufrir por hacer el deporte que les gusta.

- ¿Por qué llegó a ello?

-Algo faltaba. Se acabó el fútbol y preparé los tres títulos para entrenar, que me gustaba. Comencé a trabajar de comercial en la construcción en 2007. No era mi sitio. Llevaba un sueldo a casa, pero sin motivación al trabajar.

Vive en Gijón con su mujer, María Teresa González, administrativa. Se conocieron en 1994. Eran vecinos. Se casaron dos años después, al ir al Logroñés.

-Los jugadores no cambiamos el fútbol por nada. El que se cruza en nuestro camino tiene que decir no a sus pasiones y pierde una parte de su vida que no vuelve. Nosotros lo llevamos bien. Quizá los cambios vienen ahora.

- Cerca de las bodas de plata.

-Desde que estoy en el desarrollo personal veo la vida de otra manera, valoro el respeto mutuo y comprendo las nuevas necesidades de espacio, sea que yo vaya una semana a estudiar metodología a Bilbao o que ella quiera tener un perro, aunque yo no quería por lo que sufrí cuando murió el mío. Crecemos los dos.

- ¿Ahora quiere más?

-Quiero mejor, me siento más comprendido y comprendo más. Vivimos el presente. ¿Llegaremos a los 25 años? Sería fabuloso, pero, si no, es porque pasa algo que también es bienvenido.

Hijo de Arturo Martínez, que trabajaba en una tienda de repuestos y había jugado en el Somió, y de Mari Carmen, dueña de una tienda de ropa de mujer, Arturo creció en El Natahoyo, jugando al fútbol hasta que la abuela le llamaba a comer, merendar y cenar.

- Usted es pura cantera del Sporting y le fue bien, ¿qué sufren los deportistas que quieren dejar de sufrir por hacer el deporte que les gusta?

-No te enseñan que puedes ganar y perder; que un día juega un compañero y otro, tú; que puedes tener lesiones o un entrenador que no confíe en ti. El fútbol enseña muchos valores, pero dependiendo de a quién tengas a tu lado.

- ¿Cómo le fue a usted?

-He pasado por todo. De niño siempre era titular. A partir de los 22 años tuve roturas de fibras -que te cortan temporadas- y a los 24 el entrenador no confió en mí. No me habían enseñando a afrontarlo. Ahora acompaño, sobre todo, a adolescentes que hacen un deporte y quieren mejorar la concentración, la gestión de emociones y de frustraciones porque no saben despegarse de ganar.

- Los futbolistas pierden muchas veces. ¿No aprenden?

-No, pierdes momentos familiares y temes fracasar.

- Se lleva fracasar. Si todo sale bien no te ha salido bien porque no has fracasado. ¿Es así?

-Sí. He salido de El Molinón y firmado autógrafos o me he encontrado que nadie me esperaba. He hecho todo el día lo que me gustaba y he trabajado en algo que no me gustaba nada. Entiendo al futbolista y al adulto desmotivado porque he pasado por ello.

- Llegó al "coaching"...

-Entrenando en el Roces me invitaron a una charla de Imanol Ibarrondo, "coach" deportivo muy potente. Me encendió una bombilla: mucho de lo que decía lo estaba haciendo yo. En 2010 en Gijón no había nada. En 2012 me certifiqué como "coach" en la Escuela europea de Líderes. Costaba una pasta, dudé, me lancé. Hice un trabajo de 10 sesiones con gente y otro con mi vida.

- Ese relato personal suele ser útil para vivir, pero exige mucha introspección.

-Pasé la vida viviéndola sin saberlo. Valoro mi carrera la valoro ahora. Tengo un proyecto que llamo "Be you, be diferent". Sin Lolo Mántaras no habría seguido adelante por miedo a fracasar.

- ¿Qué aporta su socio?

-Tiene 11 años menos que yo, trabajaba en Arcelor y ganaba un buen sueldo, pero lo dejó porque no era lo que le gustaba y fue a formarse para ser "coaching" en Madrid. Me llegó lo que hacía y me apunté como alumno. Me conocía del fútbol. Le presenté mi proyecto y dijo "vamos a por él".

- ¿Qué hacen?

-Los campus en los que, desde el balón, lanzamos mensajes sobre la importancia de la comunicación inter e intrapersonal, el liderazgo, la asertividad, la empatía, la resiliencia, las emociones.

- Términos de psicología.

-Que tanto respeto. Hay psicólogos que se certifican en "coaching". También damos tecnificación con el balón, pero lo que más me importa es que los chavales lleguen a casa y digan "hoy trabajé responsabilidad y respeto" o "cariño y empatía".

- ¿No lo llevan de paquete?

-La sociedad ha perdido valores, se va a mil por hora y no se para a tener una charla con un niño y escucharle. Hacemos una parte de acompañamiento a los padres y que su hijo diga: "Papá, ¿te puedo leer una carta?" o "Mamá, ¿qué tal te ha ido hoy?".

- "Liderazgo" es una palabra que me da grima.

-A mí me apasiona. La sociedad está como está porque no hay líderes. La corrupción muestra que muchos políticos miran para ellos, no están por y para el ciudadano. Eso no son políticos. Es legítimo querer un chalé de un millón de euros, pero no si se lo logran con un chivatazo.

- Hitler fue un gran líder, le siguió mucha gente.

-El buen líder no invade ni mata, acompaña a la gente, ve más allá, no es de corto plazo.

- ¿Qué enseña a los niños?

-Que todos vamos a morir o que de cada 18.000 niños que juegan sólo uno vivirá del fútbol. ¿Qué hacemos con los 17.999 restantes? Me niego a enseñarles interior, exterior... necesitan aprender a resolver conflictos.

- Que separen a los padres que se pegan.

-Cuando jugaba ya era así. El fútbol no ha cambiado.

- Cuente lo feo del fútbol.

-Más que corregir hay que preguntar a los chavales qué, por qué, para qué, hacía dónde lleva. En los campos sólo se oye: "¿Cómo has quedado? ¿18 a 0? ¡Qué bien!". Eso no vale.

- Más cosas malas.

-Hay que ganar.

- ¿Y la motivación?

-A ganar lleva competir. Nadal es el ejemplo total. No sólo valora el 6-3 6-3 6-3 y no usa la palabra "perder" como un fracaso.

- Lado contrario: Cristiano.

-No es la realidad para un niño. No es real tener 30 coches, 6 chalés, las mujeres más guapas y ganar 250.000 euros al día. Tiene buena la motivación de entrenar más que nadie, cuidar el cuerpo y la dieta, pero no vende eso.

- ¿Lamenta no tener hijos?

-Sí, pero en su momento nunca hubo momento.

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