Llevaba dos carreras consecutivas Lewis Hamilton fuera del podio; dos grandes premios, los de Azerbaiyán y Austria, en los que el piloto de Mercedes había cedido terreno ante el Ferrari del alemán Sebastian Vettel. Y con el campeonato llegando a su ecuador necesitaba Hamilton reaccionar para reivindicarse y reivindicar el papel de las flechas de plata. Nada como Silverstone para lograrlo, un circuito que conoce el piloto inglés mejor que los recodos del pasillo de su casa. Y vaya si se reivindicó. El sábado logró la pole para quedar a sólo una del récord histórico de Michael Schumacher y ayer ganaba de principio a fin, sin dejar el liderato en ningún momento de la carrera. Su cuarta victoria del año y la 57.ª en su palmarés.

Logró Hamilton su quinto trofeo en el GP de Gran Bretaña y cuarto consecutivo, igualando así el récord de Jim Clark, y acabó escoltado en el podio por su compañero Valtteri Bottas. Carrerón también el del piloto finlandés, que saliendo desde la novena plaza supo ganar posiciones para estar luchando por el podio hasta el momento final con los Ferrari. Y ese momento le llegó a dos vueltas del final, cuando la felicidad se hizo completa en Mercedes gracias al drama vivido por los cavallinos rojos. Primero Raikkonen en la penúltima vuelta, cuando rodaba segundo tras Hamilton, y luego Vettel en la última, cuando ya había sido superado por Bottas en la lucha por el tercer escalón del podio, sufrían sendos pinchazos que relegaban al finlandés a la tercera plaza y al alemán a la séptima. Y así, de un solo golpe, Hamilton recortaba 19 de los 20 puntos que tenía de desventaja en la general de pilotos ante Vettel. Medio campeonato ya cumplido y sólo un punto de diferencia entre los dos primeros. Tensión y emoción al máximo.

La carrera, que tuvo sus dos grandes momentos en las vueltas 14 y 43; en la primera con la pelea entre Vettel y Verstappen y en la segunda con la pugna Vettel-Bottas, tuvo a otros dos pilotos protagonistas aunque de muy distinto signo. Positivo el del australiano Ricciardo, que finalizó quinto con el Red Bull tras salir desde la última fila de la parrilla y sólo por delante del sancionado Fernando Alonso, y negativo el del ruso Kvyat (Toro Rosso), quien hace sólo una semana arruinaba en la primera vuelta las opciones del asturiano en Bakú y que ayer repetía jugada con el madrileño Caros Sainz, su compañero de equipo en Toro Rosso, a quien escupió de la pista. Dos sanciones consecutivas en dos carreras para el piloto ruso, un tipo cuya presencia en la parrilla sólo se entiende habida cuenta del poder de sus patrocinadores.

¿Y Alonso? El bicampeón ovetense tenía poco que hacer saliendo desde el fondo de la parrilla por los múltiples cambios efectuados en su propulsor y en un circuito en el que es extremadamente complicado adelantar. Así y todo llegó a ganar hasta siete plazas y rodar decimotercero, pero en la vuelta 34 de las 51 a las que estaba programada la carrera tenía que dejar la pista por culpa de un problema en la bomba de la gasolina para sumar su séptimo abandono de la temporada.

Un nuevo abandono que llega días después de que desde McLaren reclamaran un mayor compromiso de futuro a Fernando Alonso. También los pilotos deberían poder reclamar un mayor compromiso, de presente y de futuro, a las escuderías. Los números de McLaren-Honda no son fruto de la casualidad sino de la incapacidad. Dos puntos en la tabla de constructores, sólo por delante de Sauber, tras diez carreras disputadas. Los dos puntos de Alonso en Azerbaiyán. Ni hay más? ni de momento se les espera.