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Retrospectiva

El protector de los salmones asturianos

Javier Loring: un visionario que defendió la pesca conservacionista de la especie

Javier Loring, a la izquierda, junto a Orri Vigfússon, en una de sus visitas a Islandia. FAMILIA LORING

Dicen aquellos que tuvieron la oportunidad, y la dicha, de conocer a fondo a Javier Loring Armada que era, ante todo, un buen hombre, amigo de sus amigos y asturiano de corazón. Su carácter afable le permitió cosechar, a lo largo de su vida, infinidad de amistades de todo tipo y condición, y sus posibilidades de relación se extendían por los ambientes más dispares. Dotado con un extraordinario sentido del humor era un buen conversador, y poseía un don de gentes que le permitía dejar huella, y una puerta abierta, allí por donde pasaba.

Su desmesurada pasión por los salmones atlánticos y el enorme respeto que le merecían, le convirtieron en un gran defensor de la especie y de su pesca conservacionista, basada en una gestión moderna, siendo una de las personas que, sin duda, más han trabajado y más han hecho por proteger la poblaciones de salmón en los ríos del Principado. Mucho le deben los ríos asturianos a Javier Loring y justo es, pues, rendirle un merecido tributo.

Javier Loring nació en Gijón el 10 de mayo de 1948. Fue el mayor de siete hermanos de una familia con mucha raigambre en la sociedad asturiana. Esposo y padre ejemplar de cuatro hijos, cursó sus estudios en Madrid, donde se licenció en derecho por la Facultad de San Sebastián. Ejerció profesionalmente en una empresa de comercio exterior propiedad de la familia, y fue consejero delegado de otra conocida empresa vinculada al puerto de Gijón. Falleció el 24 de octubre de 2011, a la edad de 63 años, al no superar las complicaciones de una intervención quirúrgica a la que había sido sometido meses antes.

Su vinculación con el río y los salmones datan de su más tierna infancia. Comenzó a pescar de la mano de su padre, Javier Loring, y de su tío, Juan Velasco, cuando solo tenía 6 años. Aquella primera toma de contacto tuvo lugar en aguas del río Sella, y en aquel mismo instante empezaron a construirse los cimientos del que fue uno de los mayores protectores que los salmones de Asturias han tenido. Su primer ejemplar lo capturó, en compañía de su padre, con 16 años, en el río Deva, en el pozo de El Collú. Desde entonces dedicó parte de sus existencia a disfrutar de la pesca del salmón, y aquel fue el comienzo de una incasable carrera en defensa de un pez que consideraba emblemático. Su máxima siempre fue priorizar al salmón sobre el pescador.

Con el paso de los años se convirtió en un consumado pescador, afición que siempre practicaba desde un exquisito respeto y una tremenda admiración por el pez. Consideraba que donde más feliz había sido era en Asturias, rodeado de su familia y pescando salmones. Su pasión le llevó a pescar en todos los ríos salmoneros del norte de España y en otros allende nuestras fronteras, siendo frecuentes sus visitas a santuarios mundiales de la especie en Islandia, Noruega o Escocia, países donde consideraba que la sociedad daba al salmón el valor que realmente tiene. En todos y cada uno de sus viajes, no hacía otra cosa que reafirmarse en su idea de que los ríos de Asturias, bien gestionados, nada tendrían que envidiar a semejantes paraísos. No comprendía como las autoridades locales no apostaban, de forma clara y rotunda, por una pesca de calidad, por un motor turístico de semejante envergadura, que generaría mayúsculos beneficios a todos aquellos sectores relacionados con la actividad. Suya es la célebre frase "allí donde vive el salmón, vive mejor el hombre".

Después de ejercer diversos cargos en la junta directiva, accedió a la presidencia de la Asociación Asturiana de Pesca Fluvial, durante 8 años, desde 1991 a 1998. Período en el que se encargó de transmitir su particular forma de entender la pesca, siempre basada en la conservación y protección de la especie. Durante su mandato logró que S. M. el Rey Juan Carlos I le concediera el título de Real al colectivo de pescadores que presidía, con motivo del 50.º aniversario de la entidad.

Apasionado pescador de mosca, fue un hombre adelantado a su tiempo. Ya en aquellos años, aparte de haberse distinguido por su activa defensa de la especie, trató de fomentar la pesca del salmón con artes poco lesivas y defendió la práctica del captura y suelta como una buena herramienta de gestión.

Su incansable lucha por defender las poblaciones de salmón, hizo que llegara a ser representante de la NASF (North Atlantic Salmon Found) en España. Labor que desempeñó durante años de forma impecable. Sus inagotables esfuerzos y sus múltiples contactos con las administraciones dieron como fruto algunas medidas de gestión conservacionistas que hoy día siguen en vigor.

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