Pablo Vega reconoce que sintió una mezcla de responsabilidad e ilusión, y también "algo de pudor", cuando supo que sería el pregonero del LX Descenso Internacional a Nado de la ría de Navia. Se trata de un papel que este madrileño, reconocido deportista de élite, organizador de eventos deportivos y profesor y economista, ha acogido con "orgullo". Esta noche (22:30 horas) se encargará de abrir con sus palabras una edición histórica, con la que se cumplen sesenta años de vida, y se alcanza el récord de los 1.020 participantes.

Vega ha destacado en el atletismo, proclamándose en varias ocasiones vencedor de la popular San Silvestre vallecana. Recordar cada una de las victorias de su carrera, dice, es una satisfacción, porque "son fruto de un trabajo, una dedicación y una ilusión por hacer las cosas lo mejor posible". Se quedaría, por ejemplo, con la primera que logró, en 1994 en Estados Unidos, cuando cosechó el primer puesto en las dos millas del campeonato estatal de "high school"; y también con la última: "Este pasado fin de semana en Dinamarca, en el Campeonato de Europa Master M35, en la prueba de 3.000 metros obstáculos", apunta.

Para Pablo Vega, el deporte ha sido esencial en su trayectoria personal y profesional, al condicionarlas "a todos los niveles. En primer lugar, me ha ayudado a entender la vida, sobre todo en el período de formación de la personalidad. A nivel profesional, cuando se ha presentado la posibilidad, he intentado siempre dirigirme hacia este ámbito que ya conocía como deportista. Por suerte el deporte es desde hace tiempo una industria pujante y he podido aprovechar las oportunidades", asegura el pregonero del Descenso de la ría de Navia. .Como organizador de eventos deportivos, explica que "hay una suma de infinidad de pequeños factores que tienen que funcionar perfectamente alineados en el momento de la celebración", una misión nada fácil de cumplir. Y pone el acento en algo que hace especial al Descenso: haber llegado a cumplir sesenta años desarrollando una "personalidad propia" que permita sumar ediciones una vez que se da el impulso inicial. "Por eso, entre otras cosas, es tan especial esta prueba".

De la competición naviega resalta, además, que goza de un "motor principal que es la ilusión y el amor por la natación en aguas abiertas", y considera "verdaderamente admirable" que la organización esté compuesta íntegramente por personas voluntarias. Su primera intención era probar las aguas de la ría este fin de semana y lanzarse a la prueba de los 5.000 metros, pero no será posible. Dadas sus condiciones físicas, al encontrarse al final de la temporada y con un índice de grasa corporal muy bajo, le tiene "respeto" a la temperatura del agua, y optará por participar en la prueba de los 2.400 metros. "Así me dejo la prueba reina como reto para volver otro año", confiesa.

"Estoy convencido de que me voy a encontrar con un ambiente increíble, un pueblo volcado con su prueba, y un evento deportivo más vivo que nunca, que bate récords de participación después de sesenta ediciones. Casi nada", remata Vega.