El equipo español vuelve con tres medallas del mundial de la República Checa y cuatro nombres propios: Carlos Garrote, Cristian Toro, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Juntos y por parejas, el cuarteto acaparó los éxitos de España. Y el del K-4, que ayer sumó una plata al oro y la plata del sábado, con un significado especial: es la primera del piragüismo español en K4 en un Mundial en prueba olímpica desde que en 1975 consiguiera el único podio, entonces en K4 1.000, con el asturiano Herminio Menéndez, el gallego Luis Gregorio Ramos Misioné, el aragonés Esteban Celorrio y el ceutí José Ramón Díaz Flor.

Cooper, Toro, Garrote y Germade prolongaron su paso triunfal por los mundiales con una segunda plaza en la final de K-4 500, superados solo por Alemania. Los germanos cubrieron la primera mitad de la distancia por detrás de los españoles, pero estos cedieron al final (sextos en los últimos 250 metros) y sufrieron para hacerse con la plata ante el empuje del bote checo. La medalla se unió al oro en K-2 500 de Cooper y Germade y la plata en K2 200 de Toro y Garrote.

Marcus Cooper, que se va del mundial con dos medallas tras el oro olímpico de Río, recalcó: "Es una pasada lo que hemos hecho, un regatón. Subcampeones del mundo es una pasada, a ver si la temporada que viene estamos todavía más encima y al final el objetivo más grande, que es Tokio. Hay que seguir trabajando, nos vamos muy contentos todos".

Muy cerca del podio se quedó también la K-4 1.000 de los asturianos Javier Hernanz y Javier Cabañín, que junto a Óscar Carrera y Rubén Millán acabaron cuartos, a apenas a 930 milésimas del tercer puesto. La victoria fue para el equipo australiano, con marca de 2:50.576, por delante de los 2:50.931 de Hungría y los 2:53.146 de Alemania.

La otra representación asturiana en las finales de ayer, última jornada del campeonato del mundo, Sara Ouzande con el K-4 500, tuvo que conformarse con el octavo puesto. Junto a Alicia Heredia, Isabel Contreras y Begoña Lazkano.