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Segunda División | Ante el partidazo de Asturias

La afición ya juega su derbi

"Lo vivimos con respeto, pero picándonos", dicen seguidores del Oviedo y del Sporting tras simular "el mejor partido que se puede ver"

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Derbi entre aficionados

Nacieron en torno al último ascenso del Oviedo a Primera. Son de esa generación de jóvenes de finales de los ochenta y principios de los noventa que vivieron muy de niños los derbis asturianos. Y aunque tienen algún recuerdo, les sabe a poco, porque apenas pueden contar con los dedos de una mano los máximos duelos de rivalidad regional que vivieron. Por eso, un grupo de aficionados azules y rojiblancos, de entre 20 y 30 años de la zona neutral asturiana, de los concejos de Siero y Sariego, se reunieron hace días para disputar el derbi de los aficionados en el campo de El Carrocéu de Sariego. "Así debe ser el fútbol de verdad, que haya rivalidad, que lo que pase en el campo se quede en el campo, y que después en el tercer tiempo nos vayamos todos tan amigos al bar", cuenta Raúl Meana, capitán del equipo azul.

"El derbi Sporting-Oviedo es el mejor partido que podemos ver y disfrutar. Es fundamental que a partir de ahora lo tengamos siempre", destaca Esteban Ornia, que juega con los rojiblancos. "Es una pena que este año no sea en Primera, pero lo disfrutaremos igual", añade su compañero del Sporting Manu Camino.

El partido empieza con algo de retraso en El Carrocéu. La tertulia previa se alarga. Comentan como ven a sus equipos. Después se visten de corto. Y llega el momento de posar para la foto de rigor. El Sporting llega con doce futbolistas. "Nosotros con once nos vale, no necesitamos cambios", se defiende el jugador oviedista Javi Camino con una sonrisa, que aprovecha además para intercambiar con su rival, y amigo, Alejandro Navarro, un pensamiento común: "Nos gustaría poder ir juntos, con normalidad, a El Molinón ahora y al Carlos Tartiere en la segunda vuelta como pasa, por ejemplo, en el derbi vasco".

El balón comienza a rodar. Hay intercambio de posesión y ocasiones. Hay tensión, nervios, risas, se celebran los goles, las ocasiones, se defienden al máximo los saques de esquina, y se disfruta durante hora y media del fútbol. Y al final el resultado es lo de menos. Todos salen contentos y con ganas de repetir. "Con mis amigos vivimos de forma sana la rivalidad, y con respeto, pero es cierto que siempre picándonos mucho", afirma el sportinguista Alejandro Rodríguez.

"No me gusta que haya polémicas de camisetas por ambas partes. Tengo ganas de derbi y espero que sea en Primera el año que viene", señala David Naredo, oviedista, y agradecido también a vivir en un terreno con aficionados de ambos colores. "Si fuésemos todos del Oviedo aquí sería muy aburrido", añade.

Entre 10 y 15 años tenían los componentes de esta pandilla de amigos cuando tuvo lugar el último derbi. Es decir, han tenido que esperar casi el mismo tiempo a ver de nuevo otro duelo entre Sporting y Oviedo. "Llevo nervioso desde que sé que se va a jugar", confiesa el rojiblanco Sergio Canga. "Ese día tiene que ser una fiesta tanto para los del Oviedo y para los del Sporting", añade el oviedista David Suárez.

El derbi ya está a la vuelta de la esquina. Y la afición tiene gana de vivirlo. "El que pierda tiene que aguantar al otro al día siguiente, pero la amistad siempre perdura", concluye Marcos González.

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