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El derbi de los memes

Casi tres lustros dan para echar la vista atrás y darse cuenta de que casi todo ha dado un vuelco en los clubes y en sus hábitats

Otra vez el derbi ha llegado. Tomando como punto de partida la frase de uno de los cánticos de los ultras -ahora políticamente incorrectos, visto lo visto-, y que es probable que vuelva a escucharse durante el encuentro en El Molinón, mucho ha cambiado alrededor del partido de máxima rivalidad regional. Y es que catorce años sin un Sporting-Oviedo (o al revés, al gusto del consumidor) son muchos. Tantos como para echar la vista atrás y darse cuenta de que casi todo ha dado un vuelco, y no sólo en el seno de ambos clubes, sino también en sus hábitats. Quien iba a imaginarse en 2003, por ejemplo, que el Ayuntamiento de Gijón, tras décadas de hegemonía socialista, iba a acabar en manos de la derecha más derecha. O que en Oviedo el gabinismo iba dar el relevo a la izquierda menos moderada. O que el todopedoroso José Ángel Fernández Villa iba a ser despojado de su halo de minero incorruptible y repudiado por los suyos. O que la "operación Marea" acabara por arrastrar hacia el fondo lo quedaba del arecismo.

Pero si algo ha cambiado a todos los niveles en casi tres lustros es la irrupción imparable de las redes sociales. Ahora una publicación en Facebook al calor de la boca o un tuit, que con dos cervezas encima puede parecer gracioso pero pasado el subidón ya no tanto, pueden producir crisis diplomáticas y llevar al autor ante los tribunales o a la cola del paro. Y en un ecosistema tan frágil como el futbolero, las redes sociales han encontrado un superpoblado caladero en el que hay de todo, desde lindos caballitos de mar a tiburones ávidos de sangre.

En este contexto llega el primer choque de máxima rivalidad desde 2003. Será el primer derbi de los memes, esas chanzas cibernéticas que surgirán un minuto después de que acabe el partido y se harán virales gracias al compañero de oficina, el "cuñao" de turno o de la peña del bar. Ese otro derbi ya lleva días jugándose en las redes y que, si no pasa de ahí, de ocupar sitio en la memoria del teléfono, será una manera más de entretenerse mientras pasan las semanas a la espera de que el calendario diga que ya se acabó el verano.

El problema es que algunos tengan ganas de emociones más fuertes y traten de liarla antes, durante y después del partido. Sería una desgracia que en uno de los pocos días del año en el que Asturias podrá vender su mejor cara más allá del Pajares gracias al pack subida al Angrilu y derbi, algunos emponzoñaran la fiesta que oficiosamente cerrará las celebraciones del Día de Asturias. Que nadie olvide que los goles sólo se marcan en el campo, que para coger el tren de Primera hacen falta más de tres puntos y que, sea cual sea el resultado, mañana volverá a salir el sol.

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