"Puse el balón en el suelo porque pensé que el árbitro había pitado falta en el área después del saque de esquina y al ver al línea que estaba con la bandera arriba pidiendo el cambio me lo confirmó porque si pide el cambio es porque es un balón parado". Así explicó ayer Lucas Anacker, portero del Avilés, la jugada tonta que permitió a Villa, del Gijón Industrial, empatar a placer el domingo en el minuto 83. "Es algo que no me volverá a pasar, seguro", vaticina.

El portero brasileño aún le daba ayer vueltas a la jugada. "Fue muy raro y aunque está claro que lo que vale es lo que dice el árbitro, me influyó el ver al línea con el banderín arriba pidiendo el cambio pero en realidad el balón estaba en juego". Y añadió: "Pensé que había alguna falta en el área que yo no vi porque el balón viene rebotado de una jugada después del saque de esquina; incluso me pareció oír un silbato y como creía que era falta no lo dudé y eché el balón al suelo".

Anacker quiere olvidar lo sucedido porque "son cosas que pasan" y quedarse con lo bueno del partido. "El equipo tuvo una actitud fue muy buena, compitió bien y peleó hasta el final, que son las cosas que tenemos que dar". Fallo al margen, el portero tuvo varias intervenciones de mérito, pero no se conforma. "Hay que buscar siempre mejorar todos en cada partido, y el equipo está cada vez mejor porque ya corregimos muchas cosas y eso es lo más importante", defendió.

Los compañeros lo apoyaron pero es difícil porque, señala, "estamos pasando por una situación complicada y me fastidia muchísimo porque estábamos ganando con el partido controlado". Y concluye: "Son cosas desagradables para todos porque nadie quiere esto, pero pasó y hay que superarlo y mirar hacia adelante para aprender y mejorar".

El técnico, Iván Palacios, quiso dejar pasar unas horas antes de hablar con el jugador y lo hizo ayer. "Es un error muy grande, pero esto es fútbol y ninguno queremos cometer errores. Él está fastidiado por el tema y hay que mirar hacia adelante", concluyó.