Mientras en Sudamérica selecciones históricas se lo jugaban todo en 90 minutos, la Europa futbolística volvía a alucinar con Islandia. El país nórdico, con 334.252 habitantes, se ha clasificado para su primer mundial, confirmando que los cuartos de final de la pasada Eurocopa no es una casualidad. Y no lo es porque, a falta de cantidad, los dirigentes islandeses iniciaron hace años un concienzudo trabajo con la cantera que ha dado ahora sus frutos. También ha sido importante la salida de sus mejores jugadores a ligas importantes, alguno hasta el punto de protagonizar uno de los traspasos del verano, con los 50 millones de euros que pagó el Swansea por Gylfi Sigurdson, el "10", el signo de distinción de un bloque compacto.
