El de Ruth Beitia era un adiós cantado porque el último mundial, que demostró que su cuerpo no daba para más. La sensatez ha sido una de las señas de identidad de la saltadora cántabra, que bien podría colgarse el cartel de mejor atleta española de la historia. Más discutible es el empeño por elevarla a mejor deportista porque resulta imposible comparar a las tenistas (Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez, Garbiñe Muguruza) con jugadoras de baloncesto (Amaia Valdemoro), bádminton (Carolina Marín), halterofilia (Lydia Valentín), por no hablar de las grandes representantes femeninas que ha tenido España en vela, hockey, balonmano y otros muchos deportes. Así que a Beitia lo que es de Beitia, una señora del salto de altura.