Los guajes de José Alberto aprendieron ayer una lección que los hará mejores. El Sporting B sufrió un empate ante un equipo correoso y agresivo, que sacó chispas en cada disputa, y afeó el juego del filial rojiblanco. Los rojiblancos dejaron media hora muy estimable tras el descanso y tres balones en los palos. Los guajes se perdieron en la espesura del fútbol vasco, con un juego directo y lleno de astillas, con choques que crujían y una presión asfixiante. El Sporting B no pudo ganar, aunque quizá lo mereció durante media hora, pero compitió siempre y no repelió el contacto cuando fue necesario. El premio es corto, pero fue uno de esos partidos que curten.

Joseba Etxeberría sorprendió con su planteamiento atrevido. Trasladó el campo de batalla a la zona rojiblanca. Sin exquisiteces, con un juego directo y de contacto, el Amorebieta planteó un partido para hombres. No se arrugaron los guajes, más valiente en el cuerpo a cuerpo, que acertados para superar líneas. El primer sobresalto llegó al cuarto de hora, cuando Jon Ander, delantero pesado y peleón, mandó un balón a la cepa del poste.

Sufría el Sporting y el Amorebieta se crecía en el castigó, reafirmado en su plan inicial al acariciar el éxito. Al Sporting B no le quedó otra que apelar al talento individual. Progresó Claudio y abrió el balón a la banda. Cayarga se armó con el pincel de los trazos finos, dibujó un amago que le deshizo del lateral y enroscó el balón con un toque de efecto a la escuadra. Un golazo para reivindicar la calidad en un partido dominado de fuerza. Pudo lograr Pedro el 2-0, con un zurdazo que estampó en el poste.

El filial logró lo más difícil, pero no se acomodó al nuevo escenario. Luengo cabeceó con autoridad un falta botada por Seguin y la pelota se fue por poco. Los goles definieron a ambos equipos. Cayarga adelantó al filial con un toque de clase y Jon Ander por empuje provocó un fallo en cadena de la defensa rojiblanca, muy tierna toda la mañana, y fusiló con la zurda en un remate poco ortodoxo.

Del vestuario volvió el mejor Sporting. Poderoso y dominador estrelló dos balones en la madera. Primero hubo un cabezazo de Claudio a quemarropa que Zabal elogió con un buen manotazo. El primero en tocar madera fue Isma Cerro tras un gran pase de Cristian Salvador. Su remate duro, por alto, lo repelió el larguero. La misma suerte corrió Juan Rodríguez tras cabecear una falta de Cayarga. La última gran ocasión la tuvo Pablo Fernández, que cabeceó desviado un gran centro de Claudio.