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El Hijo De Esther

Mi Salón de la Fama

El turbio asunto de Cataluña me ha tenido toda la semana alejado del fútbol y del baloncesto (mi gran pasión). Sólo paré un par de horas el pasado miércoles para ver el Fuenlabrada-Real Madrid. Quizá no debería haberlo hecho pero la saga independentista merecía un abandono aunque fuera sólo momentáneo. Digo que quizá no debería haber parado porque el partido fue malo de solemnidad y sólo se salvó por dos detalles: la muestra de calidad de Dani Ceballos y la paupérrima calidad de los comentaristas de Gol TV. Querido lector, ahora me lo imagino diciéndose que no soporto a los comentaristas televisivos porque mis columnas de opinión hasta la fecha están preñadas de quejas sobre los Segurola, Valdano (perdón Jorge por ponerte el segundo de la lista y herir tu ego. Prometo que no volverá a ocurrir), Rosetti, Robinson, Martínez, "Maldini" o Josep Lluis Merlos. Tiene usted razón, "mea culpa" pero ni pido perdón ni me disculpo porque son muy malos.

A mi salón de la fama de comentaristas tengo que añadir uno (retransmitió el miércoles el partido junto al ex madridista De la Red) del que no recuerdo del nombre pero que se permitió la alegría decir que el Madrid había ganado en Fuenlabrada con "dos penatis muy discutibles". Seguramente le pasó como a mí, que llevaba toda la semana asistiendo al turbio asunto de Cataluña pero, en este caso, lo turbio era su mirada.

Qué le vamos a hacer! Los madridistas estamos acostumbrados a estas cosas que unidas a las de los árbitros, en cuyo salón de la fama incluyo a todos ya sean de Primera, de Segunda, españoles, europeos, americanos o de Togo, hacen que cada semana salgamos al campo siempre con la presunción de culpabilidad que no se le aplica a casi nadie en España.

Un día más no nos quejaremos de los árbitros y de los comentaristas porque, dicen, es de equipo perdedor como tampoco lo haremos del balón, de la altura de la hierba o de los marcajes al hombre porque eso es de "guays". Y "guays" no somos, ni queremos serlo, porque ser "guay" mola demasiado como para que se puedan integrar dentro los pobres madridistas que no es que sean malos es que son peores. El enemigo a batir, el equipo del Gobierno y la vergüenza del país. (Aquí según lee se escuchan sonoras carcajadas).

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