Madrid, Iñaki DUFOUR

Un derbi a cero, el primero de la historia en el Wanda Metropolitano, reafirmó las dudas del Atlético y el Real Madrid, apartados los dos de su mejor versión a estas alturas del curso, más lejos del liderato, ya a diez puntos del Barcelona, y empatados en un duelo frustrante, del que salen derrotados los dos.

Porque el punto no les vale en sus pretensiones en la Liga, porque el juego tampoco sirve para nada si se trata de recuperar sensaciones perdidas, salvo en casos individuales y puntuales, porque aún anhelan a Griezmann, Cristiano o Benzema y porque ganar un derbi en los últimos tiempos requiere mucho más de lo que demostraron.

El partido fue mucho más tenso que preciso, mucho más vibrante que brillante, mucho más de pelea que de combinación, con toda la presión que había generado el Barcelona horas antes, con toda la responsabilidad de mirarle a once puntos antes del inicio del duelo en el estadio Wanda Metropolitano y con todo el peso de un derbi.

La táctica está muy medida. Pero incluso ayer hubo margen hasta para el error, unos cuantos, como la primera ocasión: un regalo de Varane a Correa que el argentino malgastó ante Casilla; una concesión defensiva del Madrid y una concesión ofensiva del Atlético, con lo que puede suponer en un partido así.

Un plan efectivo un rato ante el Madrid, contenido entonces, cortado en sus transiciones de medio campo, sin vías para desbordar y sin espacio adelante para correr durante media hora de posesiones sin profundidad del equipo blanco, verticalidad embarullada en el bloque rojiblanco y sin ninguna oportunidad más. Sin destino final. Hubo ratos de ambos equipos, ocasiones finales para Cristiano y Gameiro, pero el combate resultó nulo para goce del Barçá, a 10 puntos de ambos. Los azulgranas recibieron el mejor resultado posible para sus intereses entre el Atlético y el Madrid, protagonistas de un derbi frustrante, de bajo nivel, y dos puntos más lejos, mucho, del conjunto azulgrana, diez por encima.