La imagen del partido ayer del Unión Financiera en Pumarín fue la mirada que le echó Víctor Pérez a Mouhamed Barro después de fallar un segundo tiro libre consecutivo. Ya con el partido prácticamente sentenciada a favor de los ovetenses (65-62 a falta de cinco segundos). Antes, el pívot senegalés había transformado dos tiros libres casi definitivos para una victoria importantísima del conjunto ovetense (65-62 a falta de 40 segundos). Al mejor tirador de libres del equipo le faltó echarse a reír ante un Barro que ayer demostró que también trabaja para mejorar en esa faceta que tan mal se le daba.

El Unión Financiera se llevó ayer un partido que debe servirles para ganar mucha confianza de cara al resto de la competición. Pocas veces estarán los ovetenses tan poco acertados en ataque como estuvieron ante el Tau Castelló y, sin embargo, ganaron el encuentro a base de defensa, llegando a tiempo a puntear los tiros del rival, molestando en el rebote y desesperando al contrario.

Fue un partido espeso el que ayer se vivió en Pumarín. Un día raro, un martes lluvioso en el que apetecía más estar caliente en casa que trasnochando por ahí. Aún así, la gente no abandonó a su equipo y acudió en un número más que respetable para el día y la hora a la que estaba programado el choque. Notó el equipo el calor de la afición y entre los dos consiguieron romper la gelidez con la que todo comenzó.

En el primer cuarto parecía que el Unión Financiera iba a hacer un trabajo de derribo con su rival, tratar de ir golpeándolo poco a poco con Arteaga debajo del aro y con las rachas anotadoras de Maynard. Pero ni el pívot local estuvo ayer muy fino ni las rachas del estadounidense duraron demasiado. Por contra fue apareciendo un mejorado Rowley para dominar bajo los aros. Así las cosas fueron los castellonenses los que se hicieron con la iniciativa en el segundo parcial. Un cuarto en el que los ovetenses estuvieron sencillamente horribles. Eso sí, consiguieron contener la anotación de su rival e irse al descanso con el partido en un puño (34-38) y con todo por decidir.

Podía esperar el público lo que quisiera para que empezaran a entrar los tiros de su equipo que eso nunca sucedió (el Unión Financiera acabó el partido con un 6 de 26 en triples y un 16-24 en tiros libres). Pero este equipo parece haber aprendido que si defiendes bien puedes fallar lo que quieras que siempre tendrás opciones y estarás en el partido. Y eso en Pumarín es un plus enorme. En este aspecto merece ser destacada la figura de Víctor Pérez. Lo que está haciendo el capitán este temporada, lo que lleva haciendo desde que llegó al equipo ovetense, es digno de todos los elogios. El sevillano no escatima un esfuerzo. Ayer dio una lección en defensa, donde, como siempre, le tocó bailar con la más fea, con Ott, uno de los mejores jugadores del conjunto castellonense. El premio se lo llevó siendo el jugador más valorado de su equipo. Es curioso que ayer el desacierto en el tiro llevara a que ese honor fueran concedido con solo 14 de valoración.

El partido entró en una dinámica en la segunda mitad en la que era evidente que ninguno de los dos equipos iba a lograr sentenciar el choque con antelación. Habría partido hasta el final y cada vez el pabellón se fue metiendo más en el encuentro. El último parcial comenzó con un 51-52 que evidenciaba esta realidad. Y Castelló salió mejor y cogió una preciosa renta de cinco puntos (54-59 a falta de 5.26) tras un triple de Gatell. Solo tres puntos más anotaron después. Ahí estuvo la clave de la victoria.

Un triple de Belemene, que ayer estuvo muy desacertado, puso por delante (63-62) a los ovetenses. Otro buen ejemplo de lo que fue ayer el partido. Tres veces lo había intentado desde el mismo lugar, los tres librado, y en todos los casos había errado. Pero el que insiste gana. Y eso hizo ayer el Unión Financiera: trabajaron tanto que al final consiguieron su objetivo. Una victoria que les sitúa entre la élite de una LEB Oro muy competitiva. Los guerreros de Pumarín están listos para librar la batalla.