Como cualquier deportista, Jessica Alonso sufría cada vez que su entrenador la sentaba en el banquillo, pero ahora le está cogiendo el gusto. La asturiana (Gijón, 20-9-83), que logró tres medallas con la selección española de balonmano (bronce olimpico y mundial, plata europea), aceptó el cargo de delegada, que estrena en el Mundial que se disputa en Alemania. Se ilusiona con un equipo muy renovado, en el que sólo quedan cinco compañeras de generación, que hoy (20.30, Teledeporte) juega los octavos de final frente a Noruega, actual campeona olímpica y mundial.

"Nos respetan", advierte Jessica sobre el favoritismo de Noruega. "Ellas preferían evitar a España porque nuestro estilo no les va mucho". En todo caso, Alonso no oculta las dificultades de avanzar en la competición: "Noruega siempre pincha en algún partido y al final acaba siendo campeón". Según la gijonesa, la clave es que España mantenga el nivel: "Había dudas con el cambio generacional, pero el cuerpo técnico está muy satisfecho. Jugamos bien incluso el partido que perdimos".

"El trabajo de los técnicos está siendo de 10", dice Alonso sobre el equipo que dirige el nuevo seleccionador, Carlos Viver, del que ya tenía buenas referencias: "Ha implantado un estilo de juego que le va muy bien a las chicas. Físcamente están muy fuertes y la mezcla de veteranía y juventud funciona. Había dudas de cómo responderían las nuevas ante grandes potencias, pero están dando el nivel".

Sin renunciar a nada en el Mundial, Jessica Alonso advierte de que el objetivo de esta selección es llegar con opciones a los Juegos de Tokio. "La idea es que en 2020 el bloque tenga la mayor experiencia posible, con jugadoras de 26 o 27 años. En el Mundial, pase lo que pase, nos iemos con buen sabor de boca".

Jessica está disfrutando de su nueva función: "Me llamó el presidente de la federación, Paco Blázquez, porque quería darle un vuelco al cuadro técnico y me ofreció ser delegada. Me apetecía vivir el balonmano de otra manera. Al principio fue un poco raro porque tenía que compartir vestuario con las que habían sido mis compañeras. Es otro rol, pero estoy encantada".

"Ahora no es como antes, no puedo estar todo el día de risas con ellas, pero tenemos mucho que aportar a la gente joven. Si algo ha hecho bien Paco es eso", concluye Jessica, que ha tenido que dejar en un segundo plano los estudios de Fisioterapia que había iniciado tras retirarse: "Lo bueno de este trabajo es que lo puedo compaginar. La selección son dos meses y medio al año".