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Culé Moyáu

Dembélé y la catedral de Chartres

Entiendo las ganas de muchos culés de ver más jugadores de la Masía en el equipo titular de Valverde, pero también comprendo a los que dicen que en el fútbol actual es imposible renunciar a los grandes fichajes si se quiere competir para ganar una gran Liga o el premio gordo, la Liga de Campeones. Por decirlo rápidamente: Deulofeu no es la alternativa a Dembélé. O, para decirlo de otra manera, dos buenos futbolistas como Aleñá o Arnáiz pueden ser titulares en el Barça, sí, pero debemos estar dispuestos a pagar por ello un precio muy alto no en dinero, claro, sino en títulos. ¿Puede el Barça ganar la Liga de Campeones con Deulofeu, Aleñá y Arnáiz? Creo que no. ¿Por qué? Porque el Manchester City, el Manchester United, el París Saint-Germain o el padre de todos los equipos imperialistas, el Real Madrid de Florentino, se comerían a ese Barça como un movimiento de pelvis de Elvis Presley se comería todas las coreografías de los concursantes de "Operación Triunfo". Que Deulofeu se recupere de su lesión, por supuesto, pero que vuelva Dembélé para que Valverde tenga un bendito problema con sus alineaciones. Volver la mirada de forma radical hacia la Masía es tan romántico como poco práctico y, quizás, no del todo justo. Después de la toma de la Bastilla y el derrocamiento de la monarquía, los revolucionarios franceses pretendieron sustituir de un plumazo y a golpe de decreto el cristianismo por una religión de la naturaleza, y esa idea, que no dejaba de tener mucho sentido racional, condujo a excesos, profanaciones y destrucciones en Cluny, Saint-Denis y otros muchos lugares que no eran tanto centros religiosos como altares de la civilización, e incluso algunos llegaron a proponer la demolición de la catedral de Chartres para construir en su lugar un templo de la sabiduría. En fin.

Entiendo a los revolucionarios que quieren sustituir la religión de los fichajes galácticos por la religión natural de la cantera, y de verdad que me parece el camino correcto para que nuestro Barça no se convierta en un Manchester City sin alma, pero no comprendo a los que quieren demoler a Dembelé e incluso a Luis Suárez para construir en su lugar un templo a la sabiduría de la Masía. Puede que el término medio esté en olvidarse para siempre de fichajes extravagantes e indecentemente caros como el de Coutinho y limitarse a mantener la catedral de Chartres en su sitio pero con futbolistas fichados sin perder la razón. ¿Por qué demoler Chartres o desconfiar del fichaje de Yerry Mina? ¿Qué tendría de malo ver a Lewandowski o Harry Kane con la camiseta del Barça, recibiendo pases de Aleñá y Messi? ¿Y por qué no Griezmann?

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