Todo lo bueno que se puede decir de la temporada que está realizando el Unión Financiera hasta la fecha se puede decir también de malo del encuentro que ayer perdieron en la cancha del Araberri. Un enorme batacazo frente a un rival al que quizá los jugadores del equipo ovetense no ponderaron en su justa medida. Dejar que anotadores del nivel de Fede Ucles o Mitrovic calentaran la muñeca es un fallo, pero permitir que un fusilero como Johan Dee se adueñara del partido como lo hizo solo puede acabar de la forma que lo hizo: perdiendo el partido por treinta puntos y coronando al estadounidense como el jugador de la jornada, con 34 puntos y 44 de valoración.

El de ayer fue uno de esos días en los que todo lo que le puede salirle mal a un equipo le sale y todo lo bueno que le puede sucede al otro le sucede. Convertir 6 triples de 31 intentos (19%), como hizo el Unión Financiera ayer, es una cifra tan increíblemente baja como espectacular es la del Araberri: 11 triples en 17 intentos (65%). Una barbaridad por las dos partes.

Pero el gran error del Unión Financiera fue dejar que se jugara a lo que quería su rival. El Araberri es un equipo al que le conviene jugar rápido: acciones cortas y muchos tiros. A eso se jugó todo el partido y, por si fuera poco, los de Vitoria superaron a los de Oviedo en facetas como el rebote, en las que el Unión Financiera, por el físico de sus jugadores, debería estar por encima del Araberri. Si no anotas y no coges rebotes poco se puede hacer para ganar un partido ante un rival tan competitivo como el vitoriano.

El partido se acabó nada más empezar. Un 15-5 cuando se habían jugado poco más de cuatro minutos de partido ya anunciaba tormenta para los ovetenses. El tiempo muerto de Carles Marco no impidió que el Araberri siguiera anotando a su antojo. El 32-19 del primer cuarto reducía mucho las opciones de los ovetenses, aunque aún quedaba demasiado tiempo por jugarse como para dar el partido por terminado. Si hubo un pequeño amago de remontada, ese llegó en el segundo cuarto. Una canasta de Víctor Pérez a 22 segundos del descanso dejaba la diferencia en diez puntos (49-39). Pero llegó el ala-pívot Cizmic para unirse a la fiesta de su equipo y cerrar el primer tiempo con un triple (52-39).

La segunda mitad mejor no se hubiera jugado para los de Carles Marco. El partido era un correcalles en el que Dee no dejaba de anotar desde cualquier lado, en cualquier posición. En el Unión Financiera cada uno hacía la guerra por su cuenta y, al margen de algunas buenas canastas de Arteaga y alguna conexión entre Barro y Santana, poco se puede rescatar de un equipo que no dio la medida de lo que está siendo esta temporada.

El entrenador reconocía tras el encuentro estar "decepcionado" con su equipo. Una plantilla que ahora tiene unos días para reflexionar antes de volver a la carga el 9 de febrero en la cancha del Ourense. Si vuelven a ser el equipo que ganó a Manresa (81-76) o que perdió (75-87) compitiendo hasta el final con Breogán podrán hacer una campaña para el recuerdo. Jugando como ayer besaran la lona una y otra vez.