Doble campeona del mundo, a la selección española de balonmano se le resistía el oro en Europa. Hasta ayer, cuando bajo la dirección de un asturiano, redondeó un gran campeonato borrando a Suecia en un segundo tiempo pletórico. Raúl Entrerríos se puso al frente de la remontada (12-14 al descanso) con la colaboración de un grupo engrasado que encontró en Sterbik la guinda del pastel. El gijonés dio todo un curso de dirección de juego y, cuando hizo falta, de decisión para anotar goles clave. Raúl jugó más minutos que nadie y fue un coloso en ataque y en defensa, demostrando que a sus 36 años está preparado para seguir haciendo historia.

A diferencia de otros partidos, Jordi Ribera puso en la cancha a Raúl Entrerríos desde el primer momento. Era una final, la quinta del Europeo para España, y no se podían hacer concesiones. Bajo la batuta del gijonés, con ataques largos e imaginativos, España llevó la iniciativa en el juego y en el marcador. Las primeras dudas y pérdidas en ataque cambiaron el panorama y en el minuto 8 llegó la primera ventaja para Suecia (3-4). Cada ataque mal finalizado por los "Hispanos" suponía un contragolpe de los suecos, letales.

En uno de los peores momentos, con 4-7 para Suecia, apareció el brazo de Entrerríos para mantener la calma. España minimizó las pérdidas y a Suecia le costaba un mundo en ataque estático. Todo acabó de cuadrar con la decisión de Jordi Ribera de situar en la portería a Arpad Sterbik, aunque los efectos no se notaron hasta el segundo tiempo.

Tras el descanso no hubo discusión. España consiguió rápidamente el empate con un 2-0 y un tercer contragolpe de Entrerríos que Balaguer estrelló con el larguero. Y a partir de ahí a Suecia se le hizo de noche. Con Gedeón Guardiola y Viran Moros cerrando todos los huecos en el centro de la defensa y Álex Dujshebaev adelantado, los robos y las recuperaciones fueron siempre españoles. Y cuando no alcanzaba con eso ahí estaba el inefable Sterbik, que llegó en víspera de la semifinal como sustituto de Pérez de Vargas y acabó siendo decisivo para el triunfo, además de MVP de la final (8 paradas de 20 tiros, 40 por ciento de efectividad).

Mediado el segundo tiempo, España se disparó en el marcador, con una ventaja que llegó a los siete goles. Con el 26-19 a cinco minutos del final, la selección sueca bajó los brazos. Los "Hispanos" no dieron opción a la sorpresa y pudieron dedicar el último minuto a una celebración anticipada. Tras la exhibición en semifinales frente a la bestia negra, Francia, esta vez no se podía escapar el oro. La recompensa merecida para una gran selección dirigida por un gran líder, Raúl Entrerríos.