La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El partidazo de Asturias

El derbi, una cuestión de fe

Los capellanes de Oviedo y Sporting: "Hasta con los feligreses se percibe que es un choque especial"

El derbi divide a la Santina

El derbi divide a la Santina

Para ver este vídeo suscríbete a La Nueva España o inicia sesión si ya eres suscriptor.

El derbi divide a la Santina Ángel Cabranes

"Préstame que esté aquí con el manto rojo, el que mejor le sienta. Es una premonición, la cosa va bien encaminada". Fernando Fueyo, capellán del Sporting, bromea cuando ve sobre el altar de la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora, en Oviedo, la imagen en piedra de la Santina vestida en tonos sportinguistas. El gijonés rinde visita a la capital, como lo hará el conjunto rojiblanco el domingo, para encontrarse con su homólogo en el Oviedo, Santiago Heras, que le recuerda que "el niño Jesús va de azul". Ambos dan muestra de que cualquier detalle es buen motivo para charlar sobre el derbi, incluso entre sacerdotes en pleno lugar de culto. "Que haya paz, porque esto a veces se calienta demasiado, y disfrutemos de buen ambiente y buen fútbol", comparten antes de dar paso a una rivalidad "entre hermanos".

"La Santina es la madre de todos y quiere el bien de todos. El resultado que me gustaría es el de un empate, pero puede darse cualquier marcador. En esta categoría no hay favoritos y en estos partidos, tampoco", avanza con cordialidad Santiago Heras. "Que la cosa sea tranquila, gane el mejor y que el mejor sea el Sporting", añade Fueyo con esa cara de picardía que solo da nacer enfrente de la escalera 3 de la gijonesa playa de San Lorenzo. "¿El resultado? 1-2, con goles de Jony y Santos", pronostica el gijonés. El capellán azul le conoce bien y disfruta con la socarronería de Fueyo. Le cede siempre la palabra, como buen anfitrión y quizá también en señal de respeto por los galones que dan los años en la iglesia. "Como barres pa casa, Fernando", comenta.

"Tengo un regalo para ti, Santiago. Como aquí no tenéis mar, te traigo una tabla de mareas, para que sepas que suben y bajan. Ahora, nosotros estamos en marea baja, pero volverá a subir y... Espero que nos pongamos igual que vosotros: arriba", señala Fueyo. "Queda mucho por delante. Estamos en un buen momento y, como dice Anquela, esperamos que se mantenga la línea. De todas formas, la competición es larga. Sería ideal que subiéramos los dos", contesta Heras. "Y el Sporting B a Segunda", replica el rojiblanco. "Y el Vetusta a Segunda B, que también va líder, en Tercera", concluye el azul para mantener el pulso.

"Es un partido especial y está bien que lo sea. Lo notas en la gente desde semanas antes", asegura el capellán rojiblanco, algo que comparte su homólogo. "Se percibe cuando charlas con los feligreses o con los alumnos (es profesor de colegio Amor Misericordioso, en Colloto). Todos te preguntan cómo lo ves. Sé lo que es vivirlo también desde el otro lado. Estuve dos años como párroco de El Cerillero, en Gijón, y tres de capellán del Hospital de Cabueñes. Fue una temporada en la que sufrí las comparaciones, porque de aquella el Oviedo estaba en Segunda B", explica Heras, que recuerda con orgullo sus primeros días como capellán del Oviedo, hace trece años. "Empecé en Tuilla, cuando peregrinábamos por los campos de Tercera", afirma.

La pasión por el Oviedo del actual párroco de La Natividad comenzó en el barrio avilesino de Villalegre, donde había rivalidad hasta en casa. "De pequeño seguía al Avilés pero siempre fui aficionado del Oviedo y mi hermano Alberto, sin embargo, del Sporting. Soy socio desde la temporada 1993-94 y estando en el Seminario ya iba a ver algún partido al Tartiere. También me considero un poco madridista", advierte. "Yo solo del Sporting. Siempre digo lo mismo: no se puede servir a dos señores", responde Fueyo para añadir sal al asunto. Él también acaba reconociendo alguna debilidad. "En algún momento me incliné un poco por el Barça, pero porque estaba allí el Guaje Villa", reconoce antes de hablar sobre su pasado azul. "A mí me echan en cara que fui socio del Oviedo. Y es cierto. En la etapa en la que Antonio Coto creo que era director gerente en el Oviedo, nos ofreció a todos los del Seminario hacernos socios por un precio irrisorio. Aceptamos. Fue un pecado de juventud. Ya lo confesé y estoy perdonado", señala, entre risas. Santiago Heras y Fernando Fueyo sienten la obligación de que su tarea como capellanes debe ir más allá de los quehaceres estrictamente religiosos. Asumen con gusto la responsabilidad de ser los primeros en apoyar a los jugadores en los malos momentos, o terminar convertidos en "el cura de la familia" para los futbolistas. Fueyo tiene una larga lista de bodas, comuniones y bautizos oficiados con figuras rojiblancos como protagonistas. "Con Villa todavía estuve el otro día tomando una cerveza. Ya le dije que era un traidor por no retirarse aquí", dice, en tono jocoso, Fueyo. Heras también es cómplice de varios jugadores azules. Se nota que siente debilidad por Cervero y Esteban, dos de los iconos recientes del oviedismo.

"Veo los partidos en el palco del Tartiere y en los descansos aprovecho para hablar con los que están allí porque no han sido convocados. Es un momento de encuentro y apoyo. Lo agradecen", comenta el capellán azul. "Es parte de nuestra labor animar a los no que no juegan o están lesionados. En definitiva, estar cerca de los que están un poco apartados. Por ejemplo, con Lora, en su etapa en el filial, tengo una anécdota curiosa. Él acababa contrato y estaba preocupado porque no le ofrecían nada. Quise echar un cable, hablé con Alfredo García Amado (director general del Sporting por entonces), y la cosa quedó arreglada. Fue un cable bien echado: ha sido un puntal en el equipo", señala Fueyo.

Otro aspecto como la tradición de rezar antes de los partidos, algo extendido hace años entre los clubes de fútbol, parece cada vez más amenazada. En el Sporting se mantiene, mientras que en el Oviedo lleva tiempo sin hacerse. "Al principio bajaba al túnel de vestuario para charlar con los futbolistas, pero desde el ascenso a Segunda, con esto del control que hay por seguridad, he dejado ya de bajar. Algunos futbolistas lo echaron en falta", señala el capellán del conjunto carbayón. "En el vestuario siempre rezábamos justo antes de salir al campo para disputar los partidos. Rubi lo quitó y, por cierto, mantengo con él muy buena relación. Hablo con él todo los fines de semana para decirle que va como una moto con el Huesca. Herrera volvió a lo de antes y con Baraja, sin embargo, rezamos, pero antes de salir al calentamiento", detalla el capellán rojiblanco.

Los dos sacerdotes disfrutan de la cercanía que su cargo les permite tener con los protagonistas de sus respectivos clubes y dan alguna muestra de esa complicidad. "Antes de los viajes, o a la vuelta, siempre mando algún mensaje a alguno de los jugadores para que lo comparta con todo el vestuario. Hay veces que quedas a comer con alguno o charlas por teléfono. En Navidad, por ejemplo, aprovecho también para darles una felicitación personalizada a cada uno", comenta Heras. "Yo soy más profano, les doy lotería de la parroquia. Les mandé dos talonarios y este año tocaron 600 euros", responde Fueyo. "Cuando juegan fuera les voy a despedir a Mareo, antes de que suban al autocar. Tengo buena relación con muchos: Lora, Sergio, Calavera, Santos... Ése me coge cuando entro al vestuario y me lanza para arriba. Es muy expresivo. También me gastan alguna broma", añade sin desvelar contenido.

En cuanto a la fe, reconocen que se viven momentos en los que religión ha perdido cierto peso en la sociedad, y eso tiene su reflejo en el mundo del fútbol. En todo caso, puntualizan que cada jugador convive de una manera diferente con la religión. "Hay que entender que muchos son unos chavales. Sin embargo, este año me sorprendió que comulgaran tres jugadores en la visita a Covadonga, junto al entrenador y el presidente. No es algo habitual", desvela. "Del Sporting no comulgó ninguno", contesta el gijonés, que sí habla de la devoción que sienten por el Real Sitio exjugadores como Bilic, Kike Mateo o Ablanedo II, juntos a los que visitó Covadonga de manera personal. "Cuando llegan fichajes siempre les insisto en que vayan allí con la familia", señala Fueyo, algo que también realiza Heras.

"Va a ser un partido complicado y exigente para el Oviedo. El Sporting es un buen rival y en el derbi siempre se pide un poco más", asume Santiago Heras sobre el duelo del domingo (18.00 horas) en el Tartiere. "Lo veré por televisión, en casa o en algún bar del barrio", señala por su parte el párroco de San Nicolás de Bari, que de momento se resiste a la tentación de desafiar su maltrecha espalda para estar presente en el campo ovetense, que se prevé abarrotado. "Espero respeto entre las aficiones. Es una fiesta de Asturias y de todos los asturianos", sentencia el capellán azul, que seguirá el desenlace desde su habitual posición en el palco. "El Sporting necesita ganar en Oviedo porque si perdemos, adiós muy buenas. Y eso sí, que sea una fiesta. Los de la capital del Principado y los de la capital de la Costa Verde somos hermanos", concluye Fueyo. Que la Santina reparta suerte.

Compartir el artículo

stats