Tras unos prolegómenos enrarecidos por el posible mal estado del césped, el Carlos Tartiere respondió mejor de lo esperado. No solamente por el terreno de juego sino también en las gradas donde las dos aficiones animaron a sus equipos sin ningún incidente entre ellas durante los 90 minutos.

Futbolísticamente ninguno de los dos entrenadores sorprendió a su rival. Anquela alineó a su once de gala que ya comienza a conocerse de memoria la afición ovetense. Por su parte Baraja optó por dar continuidad al juego con dos delanteros manteniendo a Montoro en el lateral derecho tras no recuperarse Calavera de sus molestias.

Pareció querer poner el Sporting sus poderes sobre la mesa en el inicio del partido dejando claro que no se iba a arredrar ante el ambiente hostil o el rival pero pronto el Oviedo comenzó a llevar el juego hacia el lado que más le interesaba.

Balones divididos que comenzaban a caer del lado de un equipo azul que mostraba una cierta superioridad física sobre su rival y que permitía el ligero dominio de los locales y su habitual juego por bandas. El Sporting lo dejaba todo a las contras y sobre todo en los pies de un rapidísimo Jony que se mostró siempre muy peligroso.

Pronto tuvo el resultado apetecido la estrategia del Sporting. En una rápida contra, hasta en cuatro ocasiones dispararon los rojiblancos ante las dudas de la defensa local a la hora de despejar la pelota en el área. Finalmente fue Jony el que con su disparo inauguró el marcador en el Tartiere.

Este tanto que debía tranquilizar a los de Baraja tuvo el efecto contario. De aquí al final el Oviedo se mostró superior. Con mayor empuje y con las ideas más claras, sobre todo reforzadas por el gol del empate de Mossa.

Los oviedistas cogieron a la contra a los visitantes en el minuto 31. El balón acabó en los pies de Mossa que, con su pierna derecha, ajustó su disparo al palo haciendo inútil la estirada de Mariño.

El Real Oviedo se hacía fuerte en el centro del campo y hurgaba en la herida por la banda izquierda donde entre Mossa, Berjón y Aarón Ñíguez se intentaban aprovechar de la bisoñez de Montoro.

El Sporting pudo adelantarse en una repetición de la jugada del gol al filo del descanso. Varios remates y rechaces que finalmente Castro no fue capaza de aprovechar.

El paso por vestuarios sentó mejor a los de Anquela que ya en el primer minuto le dieron la vuelta al marcador. Fue Mossa, de nuevo, el que otra vez desde el vértice del área colocó la pelota en la escuadra con toda la intención con su mejor pierna.

De aquí al final el Sporting no reaccionó. Con demasiado toques en zonas no peligrosas perdió la batalla del centro del campo ante un Oviedo mucho más contundente y que apenas sufrió para mantener la ventaja y que pudo incluso aumentar si el recién ingresado Fabbrini hubiera aprovechado un contragolpe a portería vacía ante la subida de Mariño a rematar un saque de esquina.

Victoria final del Real Oviedo que puede considerarse justa. En un partido sin muchas ocasiones pareció siempre tener las ideas más claras en cada momento y situación de partido que un Sporting que se mostró peligroso a la contra en la primera mitad pero que apenas tuvo capacidad de reacción a pesar de los cambios con el marcador en contra.

Partido en el que tuvieron sus primeros minutos en Liga los fichajes del Sporting Nano Mesa y Hernán Santana y el local Fabbrini tras recuperarse de una larguísima lesión.

Fenomenal ambiente en el Carlos Tartiere en el que no se registró ningún tipo de incidentes. 26.638 espectadores en las gradas con la presencia de 1.200 aficionados rojiblancos.