Por las calles de Gijón pasea un estadounidense de 2.16 de estatura, de raza blanca, con los brazos llenos de tatuajes y un pasado por un lado glorioso y por el otro trágico. Robert Swift apuntaba a estrella de la NBA, a convertirse en uno de esos multimillonarios a los que cada jornada siguen miles de aficionados de la mejor liga de baloncesto del mundo. Pero el que fuera número 12 en el draft de 2004 digirió mal el éxito y pasó a convertirse en un marginado, un preso que vio como todo lo que había conseguido en el deporte se le escurría entre las manos.

El Círculo Gijón Baloncesto ha sorprendido ahora a todo el mundo fichando a este jugador llamado a metas mucho más altas que la primera categoría autonómica de Asturias. Pero, a los 32 años, Robert Swift intentará hacer de este club recién creado un lugar para resucitar.

El Círculo Gijón juega en Primera, la quinta categoría a nivel nacional, y ha fichado a Swift para esta temporada y la siguiente. Un fichaje que les convierte en favoritos para el ascenso a la Liga EBA.

Swift, de 32 años, jugó 97 partidos en la mejor liga del mundo a lo largo de cinco temporadas. Lo hizo en los Seatle Supersonics y en los Oklahoma Thunder. Allí coincidió con estrellas de la talla de Kevin Durant o Russel Westbrook.

En su primer equipo, los Seattle Supersonic, sufrió dos graves lesiones de rodilla. Una vez recuperado fichó por los Oklahoma Thunders, donde apenas tuvo jugó. Terminó jugando en el filial, en la D-League, y después jugó en Japón, país del que procede su padre, hasta 2011.

A partir de ahí empezó su descenso a los infiernos. Swift fue detenido por robo y tenencia ilícita de armas y pasó por la cárcel. Años después comenzó a entrenar en solitario y a ponerse en forma con la ilusión de volver a ser feliz jugando al baloncesto. En el Círculo Gijón están deseando ayudar a esta estrella apagada a que vuelva a brillar.