Solo lleva una semana en Asturias y Robert Swift, exjugador de la NBA y 12.º del draft de 2004, ya es uno más en el equipo Círculo Gijón, el equipo de 1.ª Nacional por el que ha fichado. Ayer, sus compañeros visitaron la cancha del Avilés Sur, y él no podía faltar en el banquillo, aunque eso sí, no se vistió de corto. El debut se lo guardan para el próximo partido en casa. Rió con sus compañeros, sufrió cuando en los primeros minutos el equipo no acababa de rodar, aplaudió cuando iniciaron la remontada y celebró la victoria por 73-86 como uno más, incluso con más ilusión.

"En estos pocos días que llevamos con él ya hemos comprobado que es un jugador muy de equipo, de pasar el balón, ayudar en defensa, hacer labores sucias de bloqueos, de rebotes, cosas que son fundamentales y sobre todo es una persona muy cariñosa, muy entrañable", señala su entrenador Nacho Galán. Tiene ganas de jugar y ayer se le notaba, cuando aprovechaba desde la barrera para coger cada balón que se escapaba y pasarlo a los compañeros.

Su vida da para una película americana de esas que buscan inspirar. Viene de unos orígenes muy humildes y de una infancia muy dura. "Con su primer sueldo le compró un coche a su madre, que nunca había tenido. Su vida es una historia de superación", afirma Galán. Primero consiguió estudiar una carrera, saliendo de institutos de segunda, y jugar en uno de los mejores equipos de la NBA. Ahora, está tratando de salir adelante tras volver a quedarse sin nada y pasar hasta por la cárcel. Busca otra oportunidad y lo hace en Gijón. Parece película, pero es real. "Cuando terminó el entrenamiento del lunes, se abrazó a mí llorando porque estaba emocionado por volver a trabajar y competir", comenta el técnico.

Swift es el segundo jugador con el draft (el ranking de jugadores de menos de 23 años en la NBA) más bajo que ha estado en España. Fue el número 12 en 2004 y eso le abrió las puertas del Seattle SuperSonics. Más tarde, tras una lesión de rodilla que le tuvo parado un año, fichó por el Oklahoma City. De ahí se fue a Japón y comenzó su odisea. La liga se suspendió por el tsunami de 2011, quedó en un limbo y a su vuelta a casa "comenzaron las malas compañías y los problemas", que acabaron por hacer que dilapidara el dinero que había ganado y terminara en temas judiciales que le hicieron ingresar en la cárcel unos meses. "Es un ejemplo de que se puede tener una segunda oportunidad y estoy seguro de que la va a aprovechar", sentencia su entrenador. La del americano es una trayectoria increíble para un equipo que juega en Asturias, ante equipos asturianos.

Desde que salió de la cárcel, Swift estuvo jugando en ligas menores en Estados Unidos. "Es amigo de Michael Kuete, que juega con nosotros. Le habló muy bien del proyecto del Círculo Gijón, de la ciudad, de cómo le estábamos tratando, del nivel de entrenamientos... y le convenció", explica el entrenador.

Sus nuevos compañeros le han arropado y el lo devuelve con sonrisas y consejos magistrales para mejorar su juego. "Antes de que llegara estábamos expectantes, incluso nerviosos, pero desde el primer momento se mostró supercercano, siempre sonriente. Resulta que no es ningún extraterrestre, ni se da aires", sentencia su compañero Riki, capitán del equipo. Muchos de los jugadores están todavía alucinando con la llegada del americano: "Desde que tocó el primer balón nos dimos cuenta de que nos va a ayudar mucho, solo con verle moverse, y no solo eso, es que además está con los compañeros, nos explica cosas, nos ayuda". Además, van a conocer la NBA mejor que muchos, con las anécdotas de Swift. "Fuimos a cenar con él y le preguntamos por jugadores como Kevin Durant, Vlade Divac y ahí estuvo enseñandonos fotos, contándonos cosas", comenta Riki.