El Marino perdió el partido (0-1) y el liderato el pasado Jueves Santo ante el Oviedo B en Miramar en un choque vital en la pelea por el título, pero el encuentro dejó la buena noticia del debut en el once de Oli Álvarez de Fassani, el punta que llegó en enero desde el Lealtad (Segunda B) para sustituir a Jairo Cárcaba con la vitola de haber sido el máximo goleador del grupo asturiano de Tercera la pasada temporada jugando con el Condal.

El delantero uruguayo arrastra molestias en el tendón del adductor desde hace varios meses y no acaba de sentirse bien. De hecho, no tuvo los primeros minutos con el Marino hasta el 11 de febrero al sustituir a Saavedra en el minuto 85 ante el Condal y a pesar de jugar poco volvió a recaer. Contra el Roces jugó 20 minutos al salir por Omar Fernández y frente al filial azul entró en el once y disputó 57 minutos antes de ser sustituido por Cayarga.

No jugaba tanto tiempo desde el 12 de diciembre contra el Vitoria defendiendo los colores del Lealtad y lo notó. "Tuve dolores a ratos y acabé bastante dolorido, pero está claro que no estoy con el mismo ritmo que el resto, además el Oviedo B es de los equipos con más ritmo y eso se notó mucho", explicó.

El club luanquín llevaba tiempo detrás de Fassani al considerar que es uno de los mejores delanteros para la categoría, pero el jugador asume que "no estoy cerca del cien por cien", aunque asegura que "intenté competir y hacer lo que me dice Oli".

El punta azulón trabajó ayer con el resto de los compañeros en el regreso de las vacaciones y señala que, aunque tiene la zona débil, cada día puede hacer más esfuerzo y más sostenido en el tiempo. "Entrené bien y si no pasa nada raro, estaré a disposición de Oli para visitar al Ceares el próximo sábado (18.00 horas)".

La derrota ante el filial azul fue dura porque los luanquinos acababan de recuperar el liderato y buscaban el refuerzo anímico de una victoria ante uno de los rivales más importantes, pero ahora se ven terceros a dos puntos del Oviedo B y a uno del Langreo, aunque Fassani dice que el vestuario pasó página. "Fue un golpe anímico, pero tenemos gente con mucha experiencia que aporta mucho al grupo dentro y fuera del campo, y ya estaba animando nada más acabar", explicó.

Y es que los luanquinos se sienten igual de fuertes en la pelea por el título que antes de la derrota con el filial azul. "Queda mucho (seis partidos) y creemos que el equipo tiene potencial y muchas posibilidades de ganar la Liga y ascender, aunque también sabemos que tenemos que demostrarlo y que si queremos el campeonato hay que ganar todos los partidos". No será fácil porque al final de la Liga todos los rivales se juegan algo por arriba o por abajo y aprietan, pero Fassani es optimista. "Nadie lo tiene fácil y la prueba está en que cada semana vemos como pincha algún equipo de arriba. Nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo y esperar que el resto se equivoque una vez, con eso nos alcanza porque insisto en que lo que buscamos es ganar los seis partidos que restan".

El próximo rival es una buena piedra de toque porque el Ceares de Nacho Cabo, técnico que entrenó a Fassani en Tercera con el Avilés B, es de los más complicados del grupo, sobre todo en su cancha "y con Nacho en la banda metiendo caña aún más", concluye el delantero.