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Dos en la carrera / Kilómetro 33

Una gran zancada y un tropezón

Mientras un compacto Sporting exhibe su mejor momento, un Oviedo ineficaz e infortunado se atasca

Santos celebra su gol. LOF

ANTE TODO, CON PELAYO. La jornada futbolística, y de modo especial en Segunda División, se vio dramáticamente marcada por el tremendo accidente sufrido por Pelayo Novo, jugador asturiano del Albacete, mientras, con sus compañeros, esperaba en un hotel oscense la disputa del partido en El Alcoraz. Tras el accidente, la suspensión del Huesca-Albacete era obligada. Uno siente la necesidad de trasladar al papel el ferviente deseo de que Pelayo se recupere por completo de sus heridas.

UN PELOTÓN NERVIOSO

En el momento de atacar el tramo final de la maratón liguera de Segunda División, llaman la atención dos aspectos. Uno, el gran número de equipos que siguen manteniendo aspiraciones a los puestos con premio. Otro, la irregularidad del comportamiento de los participantes, que no es sino el reflejo de la extraordinaria igualdad que registra la categoría, que hace posible, por ejemplo, que un equipo desahuciado, como el Lorca, frene a un aspirante a todo, como el Granada. Por supuesto que la regularidad tiene premio. Nadie como el Sporting para constatarlo. Seis victorias consecutivas, que equivalen a una zancada tan rápida como firme, le han llevado a la cabeza de la carrera, siquiera sea de forma provisional. En cualquier caso, ya ha presentado su candidatura al ascenso directo. En cuanto al Oviedo, el tropezón del sábado le desestabilizó hasta el punto de parecer que se caía. Pero bastó que pasaran 24 horas para que se pudiera comprobar hasta qué punto el pelotón se ha podido estirar pero sin romperse. A pesar de los pesares, el Oviedo tiene el play-off a solo dos puntos, demasiado poco para renunciar a la lucha.

UN ALCORCONAZO CHICO. Juan Antonio Anquela, actual entrenador del Oviedo, saltó al primer plano de la actualidad deportiva en el otoño de 2009 cuando su equipo de entonces, el Alcorcón, se permitió el lujo de golear al Real Madrid y eliminarlo de la Copa del Rey a la altura de los dieciseisavos de final. Aquel 4-0 en Santo Domingo, que el Madrid de Pellegrini no fue capaz de remontar en el Bernabeu, pasaría a la posteridad como el "Alcorconazo". Por aquel entonces el Alcorcón y el Oviedo estaban en Segunda B. Ahora coinciden en Segunda División, pero corren en pelotones distintos. El Oviedo hace la goma en el de cabeza. El Alcorcón, trata de poner distancia con la cola. Con esos antecedentes próximos, el Oviedo era favorito. Pero no hace falta echar la vista muy atrás para recordar que a los llamados "alfareros" se les da bien bajarles los humos a los azules. Y el sábado dieron en el Carlos Tartiere un Alcorconazo, que, no por chico, resultó menos doloroso para los azules. Seguro que a nadie le impactó más que a Anquela. Pero no para refugiarse en el recuerdo, sino para tratar de buscar soluciones de cara a un futuro que, a pesar de los pesares, todavía sigue abierto.

DOS OVIEDOS EN UNO. Si algo hizo el Alcorcón fue hurgar en las debilidades del Oviedo actual. En el primer tiempo dejó en evidencia una insólita debilidad en el centro del campo, que no mejoró, ni mucho menos, con la incorporación de Hidi. La entrada de Aarón Ñíguez en el segundo tiempo, para que Fabbrini pasara al que parece su puesto natural, dio otro aire al equipo, que tuvo entonces más llegada y más remate. Lo determinante siguió dependiendo de la inspiración de Saúl Berjón, pero la plataforma había cambiado. Si en el primer tiempo el Oviedo solo fue capaz de crear una ocasión de gol, en una jugada de Mossa, Berjón y Toché, en el segundo hizo al menos cuatro. Paradójicamente, cuando más cerca estuvo de ganar el partido fue cuando acabó por perderlo.

CENTÍMETROS EN CONTRA. Por severo que se quiera ser con las evidentes limitaciones del Oviedo, no se puede dejar de reconocer que la suerte no le acompaña. A poco generosa que hubiera sido con Toché, los azules hubieran resuelto el partido a su favor. Pero el larguero no solo le devolvió un excelente remate, sino que, para mayor escarnio, hizo que el balón botara apenas unos centímetros delante de la línea de gol. Como solo fueron centímetros los que el juez de línea fue capaz de aquilatar para ver fuera de juego del delantero azul en la jugada del minuto 70 que había terminado con el balón en la red. Con toda probabilidad, un gol en cualquiera de esas dos jugadas le hubiera resuelto el partido al Oviedo. Como no lo consiguió, se vio obligado a asumir riesgos que acabarían por ser fatales.

UN CORNER FATAL. Por la vía del corner, que tantos goles ha dado al Oviedo esta temporada, llegó su perdición en el minuto 92 del partido. Casi todo el Oviedo subió a rematar un saque de esquina desde la derecha. Por una vez, Saúl Berjón se quedó corto en el lanzamiento, facilitando la respuesta de la defensa madrileña, que hizo un despeje orientado hacia su banda izquierda. Viti, que apenas llevaba cuatro minutos en el campo, trató de ser ambicioso y construir jugada, lo que dio a Bruno Gama, uno de los mejores jugadores del Alcorcón, la opción de disputarle el balón y arrebatárselo. Con todo el Oviedo adelantado y solo Mossa como obstáculo defensivo, el portugués jugó a la perfección aquella inesperada baza. Buscó a Mossa y metió un pase excelente a su espalda por donde llegaba el ex oviedista Jonathan Pereira, que quedó de cara a la portería. Alfonso tardó en salir, lo que permitió a Pereira conservar el balón tras un toque en el que se le había escapado. El portero oviedista, además, dejó mucho hueco hacia el primer palo. Pereira lo tuvo así más fácil para colar el balón en la portería. Tuvo entonces el gesto de no exteriorizar su alegría. La decepción oviedista no hubo quien pudiera ocultarla.

EL SPORTING SE SIENTE FUERTE

Lo más llamativo del Sporting en Almería fue la sensación de seguridad en sí mismo que transmitió, incluso en las fases del partido en que sufrió una presión intensa por parte del adversario. Poco a poco Baraja ha ido configurando un equipo que sabe a qué juega y que tiene confianza en imponer ese juego. El problema puede surgir si pierde alguna de las piezas que parecen claves en la definición de ese conjunto. Esa sospecha empañó de algún modo la clara victoria sportinguista en Almería.

EL SUSTO DE SANTOS. Una de las piezas claves del Sporting actual es su goleador principal, Michael Santos, no solo por su eficacia de cara a la portería contraria, sino también por lo mucho que aporta con su velocidad, decisión y desmarque al juego de ataque del equipo. En Almería lo había dejado de manifiesto desde el principio. Si comenzó fallando lo que parecía un gol claro, pronto se resarció marcando uno de verdad. El susto llegaría en el minuto 34, cuando interrumpió la carrera hacia un balón adelantado por Carmona para llevarse la mano al muslo. Los lamentos de Santos, tendido en el suelo, no parecían tanto por el dolor físico como por el temor de que la lesión le saque de la competición por varios partidos, precisamente ahora. No cabe duda de que para el Sporting una baja prolongada de Santos sería una pérdida importante. Nano Mesa, que últimamente viene siendo su complemento o su alternativa, apunta cosas interesantes, pero no tiene las características del uruguayo.

SERGIO, POR UN PARTIDO. Quien será baja segura para el próximo partido será Sergio, tras ver su quinta tarjeta amarilla. Pero el hecho de que la recibiera en el minuto 85, tras una entrada a Gaspar en una zona no comprometida cuando el Sporting, con un 0-2 en el marcador, ya tenía asegurado el partido, pareció sugerir que se trató de una amonestación buscada a fin de dejar en blanco la cuenta de cara a los partidos en teoría más difíciles que deberá acometer el Sporting después de recibir al Reus en la próxima jornada. Si Sergio hace mucho tiempo que es una pieza clave en el Sporting, en los momentos actuales su importancia se ha incrementado, no solo por los recursos que aporta, sino también por su entendimiento con Bergantiños, que es, sin duda, una de las causas del estirón del Sporting actual. Con ellos como referencia y apoyo se ha afianzado la defensa y ha mejorado el resorte de enlace con el ataque, que en Almería volvió a tener en Rubén García un estupendo exponente.

PRUDENTE Y ATREVIDO. A estas alturas parece claro que la mano de Baraja ha sabido crear un equipo que a la vez es prudente y atrevido, en la medida que todos defienden sin renunciar a atacar cuando se presenta la ocasión. Ese fue el Sporting que compareció en el estadio de los Juegos del Mediterráneo, capaz tanto de distenderse con rapidez y acierto en los comienzos del partido como de apretar los dientes en la segunda parte para resistir la presión de los locales. Si al principio le había acompañado la suerte en un tiro al palo de Pozo, luego su fortuna sería contar con un portero como Mariño, capaz tanto de echarse encima de Motta para rechazarle un tiro a bocajarro como de, con la ayuda Álex Pérez y Guitián en especial, y de todo el equipo, mandar en el cielo del área para evitar que de los numerosos corners que llegó a lanzar el Almería saliese un remate peligroso. Al final para que el récord de imbatibilidad del meta gijonés no siguiera creciendo hasta las dimensiones de un récord histórico fue preciso que el árbitro apreciase penalty en una supuesta a falta a Caballero, quizá para compensar que antes no lo hubiera visto en una mano de Álex Pérez.

JONY, SIEMPRE. Ese gol del minuto 92 estropeó una estadística, pero fue indiferente para el resultado, que Jony había contribuido decisivamente a consolidar en los minutos previos. El cangués había jugado hasta entonces un partido tirando a anodino, en el que, sobre todo, se había echado en falta la ambición que caracteriza su juego. Pero el Jony imprevisible apareció de pronto en plenitud en el minuto 78 para interceptar un pase en campo contrario -como una semana antes, contra el Rayo Vallecano-, plantarse ante el área almeriense y dar a Santana un pase de gol que el canario no desaprovechó. Y, por si no había quedado claro que de Jony siempre se puede esperar algo bueno, sería él quien se presentase a culminar una bella jugada que Carmona había construido con apoyo en Nano Mesa. A estas alturas parece claro que Jony ha sido decisivo para convertir al Sporting en un equipo líder.

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