Cuenta Dante, el poeta, que a la entrada del infierno ya se advierte a los condenados con la frase "abandonad toda esperanza". Tras observar y sufrir el lamentable desempeño del Llanes frente al San Martín eso es lo que debe decírsele a los aficionados verdiblancos respecto a su ambición por jugar la fase de ascenso.

El espectáculo perpetrado ayer por un equipo sin alma, sin dirección, sin ideas y sin soluciones indica una descomposición que, apuntada ya en otros choques, ahora se manifiesta en toda su amplitud. Al lado del Llanes, el San Martín pareció el Borussia Dortmund si atendemos al color amarillo de su camiseta. Pasó por encima de un Llanes roto desde el principio hasta el fin, marcó dos goles tras sendos saques de esquina en la primera mitad, el segundo de ellos casi gol olímpico, mientras la defensa local optaba por mirar atentamente como el balón se colaba tras atravesar todo el frente de la portería y golpear en el segundo palo sin considerar conveniente intervenir.

Tras el descanso, hubo un breve conato de reacción, pero un fantástico tercer gol en el que tres jugadores foráneos marearon a los del Llanes, que intentaron interponerse hasta que Álvaro Viña batió a Lastra, acabó con las esperanzas, si es que alguien las albergaba.

El penalti final solo sirvió para maquillar un batacazo mayúsculo de un equipo sin norte al que no le motiva, por lo que parece, la posibilidad de volver a jugar una fase de ascenso tras ocho años de abstinencia.