En ocasiones, los clubes de fútbol tienen funcionamientos más sencillos de lo que la gente cree. Ramón de Santiago pone un ejemplo: "El director deportivo tiene su Excel donde aparecen los jugadores con contrato y su salario. También están los puestos a cubrir y las posibilidades de fichar con el coste que él estima para cada fichaje. En rojo aparecen las salidas, que pueden provocar un aumento del tope salarial. Y así va cuadrando el presupuesto". Esa hoja de Excel, la que determina el desembolso del Sporting cada verano, fue uno de los ejemplos mostrados en la charla protagonizada por Ramón de Santiago, abogado y secretario del consejo del Sporting, y Manolo Paredes, vicepresidente del Oviedo, en la apertura de la I jornada de Derecho y Deporte organizada por el Colegio de Abogados de Oviedo. Los representantes repasaron aspectos de la gestión diaria de cada club, con más puntos en común que diferencias. Y con un fondo claro: en el Oviedo y en el Sporting todo pasa por lo que diga el máximo accionista.

En ambos casos, es el dueño el que toma las decisiones. El camino hacia esa decisión, sí presenta variaciones. "En nuestro caso", explica De Santiago, "el máximo accionista es el presidente (en alusión a Javier Fernández), con labores ejecutivas y plena dedicación. También con amplia mayoría en las juntas. Es obvio que tiene mando". Paredes resume el modus operandi azul: "El Grupo Carso, con la mayoría de acciones, tiene a Joaquín del Olmo aquí, que está en el día a día del club. Es un trabajo conjunto: el consejo le traslada las decisiones a Del Olmo, que le da la información a Elías, el que tiene la última palabra". La rutina la marca los órganos de dirección. "En el Oviedo se trabaja según la línea marcada por el consejo: prudencia. La dirección deportiva sabe los números que puede manejar y el consejo no entra en cuestiones deportivas. Otra cosa es que se quiera fichar a un jugador que va a costar 800.000 euros al año?", comenta Paredes. De Santiago define el funcionamiento rojiblanco en términos similares: "En teoría, en temas deportivos el consejo no se mete, pero en cierta manera te metes, aunque sea una opinión. Torrecilla tiene más argumentos que tú. Diría que el porcentaje de autonomía de Torrecilla es de un 99%, dentro de los parámetros que le marcamos".

El abogado desmenuza la confección de los contratos en el club rojiblanco: "Hay una retribución fija y otra variable. La primera incluye variaciones por estar en Primera o Segunda que suele ser en torno al 50% de la cantidad a percibir. En la segunda, incluimos premios por número de goles o de partidos jugados, que hacemos en bloques de diez choques habiendo jugado al menos 45 minutos". En el caso azul, argumenta Paredes, "queremos que los contratos sean sencillos. La dirección deportiva llega un acuerdo y el departamento jurídico prepara el contrato para que lo firme el presidente".

Los dos clubes tienen líneas que no se rebasan. En el caso del Sporting, todos los futbolistas ceden el cien por ciento de los derechos de imagen al club. El Oviedo prefiere huir de los contratos verbales y que todo conste por escrito.

Todo ese sistema perfectamente diseñado puede verse afectado por el ritmo frenético del fútbol. "Cuando negociábamos por Traoré, a las once de la noche del último día del mercado, el director deportivo del Mónaco nos dice que tiene la posibilidad de rescatar a un lateral izquierdo (Elderson) y que nos podía ayudar. Cerramos la operación a las once y media, volando, ahí no tomas el pulso de la operación", resume De Santiago.

En el tramo de preguntas, el representante del Sporting anunció algunas novedades para la sección femenina. "Tenemos un equipo que queremos potenciar, Vamos a traer jugadoras de fuera que tendrán contrato con el club y creemos que puede ser una motivación para que las futbolistas buenas no se vayan a otros equipos", indicó. Paredes habló de la independencia estructural entre las secciones masculina y femenina y los pasos a dar para una integración futura.