A este Avilés le quedan 90 minutos de vida. Al menos, en lo que a cohesión de grupo se refiere. Ayer los jugadores, el cuerpo técnico, directivos y colaboradores se reunieron tras el entrenamiento en un restaurante para celebrar juntos lo que será uno de sus últimos actos. El equipo acaba la temporada mañana ante el Mosconia en el Suárez Puerta y una vez pasen por las duchas, muchos futbolistas partirán a sus lugares de origen.

"No nos quedó más remedio que adelantarlo todo. Lo normal había sido esperar al final de la temporada. Entrenar un par de días y luego jugar una pachanga entre nosotros, pero las circunstancias nos obligaron a acelerar todo el proceso", explica el entrenador Xiel. Y es que por ejemplo jugadores como Anselm, ya tienen comprados los billetes de regreso a sus hogares (en el caso del delantero, a Barcelona).

"Fue la verdad que muy agradable. Es bueno encontrarse fuera de un campo de fútbol. Tenemos un grupo magnífico, y estuvimos hablando de todo un poco, pero el tema principal fue la pena que nos da que se termine ahora la campaña", remató el técnico sobre una comida que se prolongó hasta la tarde. En el seno del vestuario, los jugadores comparten la opinión ya expresada recientemente por sus dos entrenadores, Xiel y Manolo Fernández, quienes afirmaron a este periódico que "si la Liga dura dos meses más, quedamos en mitad de la tabla seguro".

En lo deportivo, el equipo se ejercitó por última vez esta temporada. A las cinco de la tarde, mañana en el Suárez Puerta, el Real Avilés cerrará su concurso en Tercera División contra el Mosconia. El partido, lejos de ser intrascendente, tiene mucho en juego. No solo el honor de dar una alegría a la sufrida afición avilesina. Y es que si el Avilés quiere mantener alguna opción remota de salir a competir el año que viene en categoría nacional, deberá sumar los tres puntos para no depender de otros resultados. "Queremos mantenernos en Tercera. Si bajamos a Preferente, que sea por el demérito de otros, no por el nuestro", confirmó Xiel sobre los dos arrastres que se producirán desde Segunda B y que si no lo remedian al menos dos ascensos a la categoría de bronce, mandarían al pozo bajo cualquier concepto al Avilés. "Queremos ganar", certificó el técnico tras una agradable jornada, en la que por cierto, el hijo menor de Tejero abonó la cuenta.