El Oviedo pisó todas las minas que le puso Palencia, un rival al que no consigue ganar a domicilio y que ha logrado alargar estos cuartos de final del play-off de ascenso a la ACB tras perder dos veces en el polideportivo de Pumarín. La ventaja sigue siendo de Oviedo, por 2-1, y en caso de victoria mañana (12.30 horas), de nuevo en la localidad castellana, habrá logrado la clasificación para las semifinales. Si no lo consigue, si la maldición de Palencia se mantiene, habrá que resolver la igualdad el martes (20.45 horas) en Pumarín.

El peor guión de partido posible para los intereses de los de Carles Marco fue el que finalmente acabó sucediendo. Un partido sucio, trabado, con pocos puntos, con muchos golpes, con protestas, con un público cada vez más metido y un ambiente de excepción. Las emociones fuertes era lo que menos necesitaba Oviedo, que, a pesar de todo, tuvo la ocasión de empatar el partido en la última acción y llevarlo a la prórroga. Erró en el pase Santana, uno de los mejores por parte del cuadro asturiano, y la victoria se quedó en casa.

Y eso que el Unión Financiera salió al partido como debía, decidido a resolver la eliminatoria por la vía rápida, con mucho ritmo y una energía que buscaba generar dudas en un Palencia al que había ganado en los dos primeros partidos. Y lo consiguió. El inicio fue casi perfecto. Un parcial de 3-13 cuando se habían jugado tres minutos y medio pudo agrietar la confianza de los palentinos y alimentar la esperanza de los visitantes, incluso de tener un partido cómodo con el que pasar a la siguiente ronda del play-off. Nada más lejos de la realidad. La ventaja llegó a alcanzar los trece puntos (7-20) tras una canasta de Fabio Santana pero las cosas empezaron a cambiar rápido.

Apretaba el pabellón y emergió el de siempre, un estelar Urko Otegui, que se echó el equipo a la espalda dispuesto a vender muy cara la eliminación de su equipo. Las dudas que debían aparecer en el lado local terminaron por notarse en el visitante y la renta se fue esfumando entre el final del primer cuarto y el segundo. Oviedo abusaba buscando debajo del aro a Oliver Arteaga, el único que supo aguantar la presión de un pabellón en contra y seguir a lo suyo (10 puntos y 7 rebotes al descanso), sumando en todas las facetas del juego, mientras los exteriores del equipo asturiano comenzaron a acumular errores desde la línea de tres. Consiguió salvar el equipo ovetense dos puntos de renta (31-33) gracias a una canasta de Geks sobre la bocina.

El partido había cogido el color que mejor le sentaba al cuadro palentino. Un choque igualado, con el público muy metido, protestando cada acción arbitral y en el que la experiencia de gente como Grimau o Urko Otegui cobra aún más importancia. Así comenzó el tercer parcial, apretado, duro, con poco ritmo, en el que cada canasta costaba un mundo. Un cuarto en el que emergió otra figura que está siendo clave para el Unión Financiera en estos play-off: Fabio Santana. El base anotó cuando más le estaba costando a su equipo y fue de nuevo un salvavidas al que agarrarse cuando más lo necesitaban.

Al último parcial, el definitivo, llegó la contienda con la misma diferencia, dos puntos a favor de los visitantes (49-51) gracias a una canasta final de Carlson. Todo quedaba para el último y definitivo cuarto, con el público, que acudió en gran número al remozado palacio palentino, muy metido en el choque.

Dos canastas de Pino pusieron por delante (53-51) por primera vez en todo el partido a Palencia a falta de 7.52 por jugarse. Las cosas se les ponían complicadas a los asturianos. Necesitaba el equipo que regresara Fabio Santana tras un gris partido de Nick Novak. Ya con el canario a los mandos llegó el primer punto visitante en el último cuarto, un tiro libre convertido por Barro a 6.31 del final (53-52). Le puso energía y coraje el senegalés, que primero empató a 54 la contienda, después puso un buen tapón en defensa y más tarde encestó una canasta que devolvía dos puntos de ventaja al equipo carbayón (54-56). Necesitaba eso el conjunto de Carles Marco, jugadores valientes para un partido que, una vez más, estaba al filo de la navaja. Tanto estaba aportando Barro que el entrenador catalán lo dejó en la cancha después de que viera su cuarta falta personal, a 4.30 del final. Había que jugarse el todo por el todo.

Al último minuto se entró con empate a 60 en el marcador. Ningún equipo era capaz de despegarse de su rival, de zafarse de él. Tocaba respirar hondo. Anotó dos tiros libres Grimau a 18 segundos para el final y puso dos arriba a Palencia (62-60). Tiempo muerto de Carles Marco para intentar zanjar la eliminatoria por la vía rápida. La tuvo Fabio en sus manos después de que Palencia decidiera no hacer falta. Un mal pase a Chema González, que no fue capaz de agarrar el balón, y una antideportiva a Grimau dieron la victoria a Palencia. El domingo el Oviedo intentará acabar con la maldición de una vez por todas.