Detrás de la puerta, en una cafetería reservada exclusivamente para médicos del hospital clínico de Zaragoza, esperaba el pequeño Mateo. Al verlo, al ver esos ojos tiernos y esa mirada inocente, Pelayo Novo sonrió como lo haría cualquiera que tenga una debilidad. Cualquiera que tenga un sobrino de un año y once meses. La escena sucedió anteayer, lunes. Era el primer día que lo veía después del angustioso accidente que sufrió en Huesca y que conmocionó al fútbol. Era la primera vez en 44 días, desde que ingresó de urgencia en el centro aragonés, que salía de la habitación en la que se encuentra. Era, por el chute de energía y por el ánimo que sólo pueden transmitir los niños, el día más feliz de "Pela" desde que lucha, con el empuje de su familia, con el empuje de Oviedo, con el empuje Asturias y con el empuje de tantos sitios, para recuperarse de sus lesiones. Su sonrisa, entonces, fue la sonrisa de todos.

Porque Pelayo Novo va lento, pero va bien, según aseguran sus allegados. Evoluciona favorablemente, poco a poco, de sus lesiones más delicadas: una en la zona baja de la columna y otra en el calcaño izquierdo. De la fractura del cúbito y del radio está casi recuperado.En este mes y medio, ha sido sometido a varias a operaciones y está respondiendo bien. Él, los médicos y su familia son optimistas. De hecho, salvo giro inesperado, será trasladado, si todo va bien puede incluso que esta misma semana, a un hospital de Toledo para iniciar su rehabilitación. La petición para el traslado ya está cursada y sólo se espera la confirmación por parte del hospital manchego. Se trata de un conocido centro que se llama "Hospital Nacional de Parapléjicos", especializado en lesiones en la columna vertebral. El jugador ovetense no tiene dañada la médula, según aseguran sus familiares más directos, y los médicos ya le han dicho que podrá volver a caminar. De momento se mueve en silla de ruedas, pero si todavía no ha caminado, sostienen, es por su incómoda lesión en el calcaño. La rehabilitación, eso sí, se prevé larga y exige mucha paciencia. Durará meses.

En Toledo, no sólo estará en la misma comunidad (Castilla-La Mancha) de la que es su club, el Albacete, sino, y sobre todo, estará a una hora escasa de Madrid, donde vive Patri, su hermana, y donde está también Mateo, que le da una vida tremenda. También estará más a tiro de Oviedo, su ciudad natal, que sigue muy pendiente de su evolución, dándole toda la fuerza del mundo. En la capital del Principado, en las tertulias futboleras y en el entorno del oviedismo, "Pela" siempre está presente. Como están presentes en Zaragoza, arropándole siempre, al pie del cañón, sus padres: Juan y Fini. A veces ellos, a veces acompañados de más familiares y amigos. Siempre del mundo del fútbol.

Lo de las visitas a título personal son un goteo. Fue a verle el Oviedo (Berjón, Linares, Verdés...), el Sporting (Baraja, Diego Tuero -preparador físico- José Ramón Rodríguez -segundo entrenador-...), el Albacete, el Lugo, el Huesca, el Zaragoza... Recientemente se pasaron el "Chapi" Ferrer (su entrenador en el Córdoba), el exrojiblanco Sánchez Jara, su extécnico Escribá;va a menudo Generelo, exjugador y entrenador del Oviedo, que vive y trabaja en el Zaragoza... Las muestras de cariño son innumerables y constantes.

"Está animado en general", cuentan sus allegados. Ver a Mateo está semana le ha ayudado mucho. Lee, tiene ordenador y ve los paritidos de fútbol, especialmente los del Albacete y el Oviedo, en el Ipad. Ayer volvió a dejar su cuarto para acercarse, esta vez, a la cafetería general del hospital y mezclarse con la gente, a la que, él y su familia, están infinitamente agradecidos. Gente que pelea fuerte con él para conquistar un partido que es largo y que ya va ganando. Cada gol, como el de esta semana, es una gigantesca celebración.