En cuatro años, el fútbol asturiano ha pasado de su tope en un Mundial, tres representantes, a cero. Un frenazo que se veía venir desde que David Villa, Juan Mata y Santi Cazorla fueron partícipes de la selección española en Brasil-2014. Villa casi selló su adiós a la Roja en Curitiba, aunque Lopetegui lo recuperase para una aparición fugaz en la fase de clasificación, frente a Italia; Cazorla acaba de salir de una espiral de lesiones que puso en peligro su carrera deportiva; y Mata no ha tenido la continuidad necesaria en el Manchester United, además de ocupar una de las posiciones mejor cubiertas del equipo de Lopetegui. Así que la nómina de mundialistas asturianos seguirá estancada en trece, aunque dos de ellos (Juan Carlos Ablanedo y Juanele) no llegaron a jugar ni un minuto.

De los once futbolistas asturianos que pueden presumir de haber participado de verdad en un Mundial, Luis Enrique y Villa se ponen a la cabeza del pelotón con doce partidos. El Guaje igualó a Luis Enrique gracias a los 57 minutos que le concedió Vicente del Bosque en el último partido de Brasil-2014, intrascendente porque España ya estaba eliminada. Fue un Mundial amargo para Villa, que además de no jugar ni un minuto en los dos primeros partidos, los importantes, vio cómo el seleccionador no le permitía aumentar su cuenta de máximo goleador histórico de la selección, que se quedó en 59 con el que logró frente a Australia. Para alguien que había sido determinante en el primer Mundial para España, una decepción.

Esa es la palabra que más repitieron los internacionales asturianos, y el resto, hasta Sudáfrica-2010. Porque si Eloy Olaya, Julio Alberto, Luis Enrique y Abelardo se retiraron del fútbol sin superar la "maldición de cuartos", otros tan renombrados como Quini, Joaquín o Uría, ni eso. Especialmente dura fue la experiencia del único Mundial casero, el de 1982. Joaquín, uno de los mejores centrocampistas de aquel momento, pagó el pato de la derrota frente a Honduras. Y Quini, que no completó los 90 minutos en ninguno de los tres partidos en que fue alineado por Pepe Santamaría, tampoco pudo evitar la eliminación en la segunda fase.

Algunos de los momentos más duros de la Roja en los mundiales tuvieron rostro asturiano. Por ejemplo, el de Eloy Olaya en México-86, al fallar uno de los lanzamientos de la tanda de penalties que pudo poner a España en semifinales. O el de Luis Enrique, que acabó con la cara ensangrentada por un codazo del italiano Tassoti cuando el equipo de Javier Clemente intentaba empatar en los últimos minutos de otro fatídico partido de cuartos de final, en Estados Unidos-94.

Precisamente en Estados Unidos, Juanele vivió uno de los momentos más desconcertantes de su carrera. Tras convencer a Clemente en los cinco partidos previos al Mundial, en los que marcó dos goles, el seleccionador no le concedió ni un minuto. Fue el único, junto el actual seleccionador y entonces tercer portero, Julen Lopetegui, que hizo el viaje en balde. Un caso diferente es el de Juan Carlos Ablanedo, que estuvo a la sombra de Zubizarreta tanto en México-86 como en Italia-90.

Después de décadas de abundancia, el fútbol asturiano se quedará sin representación en un Mundial por primera vez desde el de Inglaterra-66. Se veía venir porque el único jugador con ciertas opciones, Mata, no ha contado para Lopetegui desde el 15 de noviembre de 2016, cuando participó en un amistoso en Wembley frente a Inglaterra (2-2). Con Villa en su alejado retiro norteamericano y Cazorla centrado en recuperarse de una grave lesión que le ha tenido más de un año parado, no se adivina relevo asturiano en la Roja. Jorge Meré, un habitual en la última etapa de la sub-21, podría ser el próximo si reconduce una carrera que se ha frenado esta temporada en el Colonia alemán.